Inquietud Nueva
Y ¿de dónde proviene esta moda? En
parte de las clases de educación sexual dadas con programas
estadounidenses. Bajo la bandera de “educación”, se lleva a los
jóvenes hacia experiencias sexuales que conducen al embarazo
adolescente, al aborto, a las enfermedades mentales y físicas y/o a
problemas emocionales.
La auténtica educación sexual, caracterizada por la formación y la información, es indispensable, pero no la explicitación de todas y cada una de las técnicas sexuales, al aprendizaje de los caminos para obtener placer, aun cuando esos caminos sean perversos.
Actualmente los jóvenes están siendo
bombardeados con imágenes de sexo, pero quizás los mayores
violadores son los que les dan instrucción sexual sin una base
moral. Éstos empiezan por dar una explicación de la biología
humana básica, donde todo parece inocente; pero así empiezan para
luego dar grandes zancadas hasta escribir al detalle toda actividad
sexual imaginable.
Actualmente las clases de educación
sexual “amplia o comprehesiva” son una variante del abuso a los
niños, ya que destrozan sistemáticamente la modestia natural de los
infantes y tiran sus barreras protectoras contra lo obsceno. Ello
viola el alma infantil. Estos comportamientos seducen a la gente
joven; son promovidas por grupos intencionados a llevarles al sexo
prematuro, y luego, a explotar esa caida, dándoles “los medios”
-justificaciones, excusas, anticonceptivos y aborto- para que crezcan
adictos al sexo. Así se cultiva el futuro mercado para los productos
relacionados con el ejercicio de la sexualidad.
Un muchacho valioso le decía a un
amigo que dudaba: no te dejes precionar por los que te invitan a esas
cosas. No estás obligado a decir que sí a nada. En realidad, es tu
cuerpo el que está en juego. La otra persona no tiene ningún
derecho sobre ti, aunque diga que es tu amigo, aunque te diga que es
tu amigo, aunque te lo discuta. Mejor sal corriendo para no caer y
luego le llamas por teléfono.
Delante de nuestros ojos desfilan
todos los días modelos innumerables de hombres y mujeres
contradictorios, vacíos de personalidad. La falta de interioridad de
una persona la conduce a imitar lo que hacen los demás, a ser
“borrego”, sin descubrir su aporte personal inédito, que hace de
cada persona una novedad radical.