sábado, 21 de noviembre de 2009

Mis 80 años de sonrisas y fe


Le ha sonreído a la vida y la vida le sonrió.
Autor: Andrés Ocádiz, L.C. Fuente: www.buenas-noticias.org


Así define Bud Spencer su vida al llegar a su octogésimo cumpleaños. Al mirar hacia atrás observa sus logros, su mujer (¡van a cumplir 50 años de matrimonio!), sus hijos y nietos y sonríe. «Volvería a hacer exactamente todo lo que he hecho», afirma, porque él le ha sonreído a la vida y la vida le sonrió.


Bud Spencer ha sido operario, bibliotecario, secretario en una embajada, campeón de natación y actor, pero siempre con una sonrisa en su rostro.


Y es que, cuando se vive con optimismo, todo lo que acontece en nuestra vida son oportunidades para crecer como personas y ser mejores. No podemos quedarnos parados porque «cuando te detienes -dice Bud Spencer- estás acabado». Nuestra vida es un continuo forjarnos como personas, siempre hay algo nuevo por hacer.


Cuentan que estando Sócrates en prisión antes de ser ejecutado escuchó que un carcelero cantaba en una legua desconocida. «Enséñame esa canción», le pidió Sócrates. «¿Para qué si mañana vas a morir?», respondió el carcelero. «Porque quiero morir sabiendo una cosa más», fue la respuesta del sabio.


Este mismo espíritu es el que impulsa a Bud Spencer: a sus 80 años está escribiendo su autobiografía para transmitir al mundo el optimismo con el que ha vivido sus «primeros 80 años». No, no podemos detenernos, siempre podemos encontrar algo bueno que hacer.


Y Dios no queda fuera de su vida. Para él la fe es un valor importantísimo, un valor «que hace parte de la vida de cada uno». ¿Cómo podríamos vivir alegremente si no dejamos entrar en nuestro corazón a Dios, fuente de toda alegría? Por eso él siente una necesidad de creer en Dios y le da gracias por todo lo que ha vivido.


Con testimonios como éste da gusto vivir. La vida tiene muchísimas cosas hermosas para que nos enfrasquemos en unos pocos problemas. Hay que aprender a vivir con optimismo, porque la vida vale la pena. Felicidades a Bud Spencer por sus 80 años, por sus sonrisas y por su fe.


Con datos tomados del diario Avvenire, 30 de octubre de 2009. Sigue leyendo

domingo, 15 de noviembre de 2009

Un vegetal muy activo‏


Una parapléjica que con sus escritos ha salvado a personas que habían pensado en el suicidio devolviéndoles el deseo y gusto por vivir.
Autor: Fernando Magallanes, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org




Pentapléjica y casi ciega durante 21años. No podía hablar ni moverse. Necesitaba ayuda de todos. Pero dejó escritos cuatro libros. Se llamaba Olga Bejano.

Nació el 3 de noviembre de 1963 en Logroño, España. En la flor de sus 23 años quedó paralítica después de un paro cardíaco. Luego, progresivamente fue quedándose inmóvil, a parecer por un componente anestésico de una operación de apendicitis. Y 21 largos años llevó su enfermedad. El viernes 5 de diciembre de 2008, voló su alma al cielo.

Su alimentación se realizaba por sonda. Se ayudaba de un respirador artificial para sobrevivir. Sufrió casi doscientas neumonías y varias operaciones. Además, desatendida por la administración civil como muchos enfermos.

Pero no se dejó vencer por esta triste situación. Ni la frustración, ni la minusvalía le pudieron hundir. Su deseo por vivir le consumía. Ella misma se consideraba graciosamente "un vegetal muy activo". Con su pierna empujaba su mano paralizada para dibujar garabatos o señalar letras que sus enfermeras interpretaban y escribían. De este singular “trabajito” nacieron cuatro libros: Voz de papel, Alma de color salmón, Los garabatos de Dios y Alas rotas, su libro póstumo, presentado en Madrid el 10 de junio de este año (La Razón, 6.09.08 y Alba, 12-18. 12.08).

En el primero narra la vivencia de la enfermedad y la presencia de Dios junto a ella. En su segundo libro escribe en contra de la eutanasia y pide ayuda digna e integral para los enfermos. Los garabatos de Dios cuentan su experiencia espiritual y humana llena de confianza. Y Alas rotas, su libro póstumo, se define como su testamento vital.

Lo más importante son los frutos de sus escritos. Lejos de la ganancia económica, éstos han salvado a personas que habían pensado en el suicidio que tras leer los libros, sentían el deseo y gusto por vivir. Personas que al visitarla, venían que detrás de una mujer pentapléjica estaba alguien más.

"Sólo por esas personas valió la pena que Olga escribiera esos libros". Así dijo Mari Carmen Domínguez, su mamá, confidente y guardiana durante su vida. "¿Cuál era la misión de Olga en esta vida?", se preguntaba también. Acercar a la gente a Dios” (Zenit, 10.07.09).

Gracias Olga, por tus libros, expresiones de sufrimiento, pero lleno de esperanza en Dios y sobre todo por tu vida. Sigue leyendo

sábado, 7 de noviembre de 2009

Instrumentos del Señor


¿Cuántas personas desgastan su vida por los demás sin que nadie se percate? Autor: José Alberto Lesso, LC Fuente: http://www.buenas-noticias.org/










Juan

- ¡Maestro, he querido suicidarme tres veces!
Ésta fue la confesión que un día le hizo Juan a su profesor Aristides, mientras juntos trabajan recolectando papas. Aristides al escucharlo sintió un fuerte escalofrío que le recorrió todo el cuerpo y no pudo menos que exclamar: «Pero, Juan, si tú estás empezando a vivir».
Entonces Juan comenzó a decirle: «Mire maestro, cuando tenía seis meses de nacido, mi madre me arrojó a la orilla del río San Juan. Vea como todavía tengo las cicatrices de las heridas que me hice al caer en los riscos. Por fortuna pasaba una mujer que al escuchar mi llanto se acercó, me tomó entre sus brazos y, enseguida, me llevo al hospital. El Dr. Julio Font luchó contra la muerte y me salvó. Mientras tanto, aquella buena mujer trataba de contactar con mi madre o algún familiar, pero nunca aparecieron. Entonces ella, que era estéril, me adoptó como su hijo. Al cabo de doce años enfermó de cáncer. En el lecho de muerte me confesó este secreto pensando en que si me enterara después yo no le iba a perdonar el no habérmelo contado… Le rogué que no se sintiera culpable de su silencio, pues ella era para mí mi verdadera madre…
A los tres días de haberla enterrado, le dije a mi "papá": “Papi, ¿quieres que te sirva el almuerzo?” Él, violentamente, me dijo: “¡No y tampoco quiero que me digas más papá! Sólo te soporté por esa que se enterró hace unos días, pues yo jamás te quise…” He hizo que me marchara de su casa. Desde entonces empecé a tener problemas de todo tipo, hasta que terminé en su escuela. ¿Sabe? Cada vez que me viene a la mene los deseos de suicidarme pienso en usted. ¡Cómo desearía que fuera mi verdadero padre!». Aquel día, Juan y su maestro, Aristides, lloraron juntos. Con el tiempo y la ayuda de Aristides, Juan consiguió un buen empleo, se casó y formó una familia digna.


Ana

Ana era aparentemente una chica normal. Su profesor, Aristides, desde hace tiempo observaba que seguido iba al colegio un hombre mayor a recogerla, creía que era su abuelo, hasta que un día ella le confesó su historia: «mi madre recién nacida me cortó las venas y me metió dentro de un nylon. Me abandonó en un bote de basura en un taller de zapatos. Al pasar una mujer por allí, yendo de compras, escuchó mis gemidos, buscó entre la basura y me encontró. Me llevó rápidamente al hospital y pudo salvarme la vida. Pero, desgraciadamente, pocos años después caí en las manos de este viejo corrompido que abusa sexualmente de mí y me humilla continuamente. Vea mis manos, todavía tengo las cicatrices de las heridas que me hizo mi mamá pero ¡eso no es nada comparado con las otras heridas que no puedo mostrarle! No puedo hacer nada, estoy atrapada, sin salida. Ayúdeme, maestro, por favor».
Aristides no la dejó sola. Realizó un trabajo muy cuidadoso para protegerla y sustraerla de ese medio tan pernicioso. El tiempo pasó y, gracias a Dios, Ana es hoy una mujer casada, con hijos y un trabajo digno en un hospital.


Aristides

Las historias siguen. Son muchas las personas que se han visto beneficiadas de una u otra forma por este gran profesor que ha desgastado su vida en favor de la juventud de su país, Cuba.
Aristides actualmente es Coordinador Diocesano de la Educación Católica de Cuba. Pertenece a los Equipos Docentes de América Latina. Ha representado a la Iglesia Cubana en varios eventos internacionales en Perú, República Dominicana y México. Es Ministro Extraordinario de la Eucaristía. Pero sobre todo, es padre y abuelo, es decir, un hombre dedicado a su familia.
Mi amistad con Aristides inició precisamente gracias a Buenas Noticias. Él respondió a un artículo que publiqué sobre Tim Guénard y desde entonces hemos intercambiado una abundante correspondencia electrónica.
Aristides es para mí un ejemplo. Al irlo conociendo he pensado «¿cuántos hombres son verdaderos héroes en medio del silencio? ¿Cuántas personas desgastan su vida por los demás sin que nadie se percate?» No cabe duda que en nuestro mundo hay muchas personas buenas, muchas personas que de forma activa hacen presente el Reino de Dios, pero pocas veces son reconocidas, pues de hecho, para ellas, eso es algo secundario. Para ellas lo importante y fundamental es amar, de verdad, a Dios en cada uno de los hombres.
Cuando Aristides me escribe, además de interesarse sinceramente por cómo me ha ido, continuamente me invita y motiva a dar lo mejor de mí mismo, a entregarme en plenitud, a ser, como a él le gusta decir, «un instrumento del Señor».

Nota: Los nombres de Juan y Ana son pseudónimos. Se han cambiado para salvaguardar su verdadera identidad. Sigue leyendo