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miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Cuál es la dinámica de la violencia doméstica?

Autor: Dr. Jesús Arina | Fuente: vidahumana.org
En toda violencia doméstica existe como un ciclo, un círculo, que pasa por tres fases importantes

Todo ello produce el síndrome o los síntomas del abandono. Como ya he dicho, es algo aprendido.

La primera fase de ese ciclo es el abuso psicológico, se van creando tensiones entre el esposo y la esposa, esas tensiones van en aumento. Empiezan por insultos y desprecios y eso va creciendo, se gritan y llega un momento (eso no llega de la noche a la mañana); en que viene una explosión de rabia y la mujer es golpeada. La primera fase es abuso psicológico que termina en una explosión de abuso físico: heridas y golpes.
 

La segunda parte de ese ciclo se llama el período de reconciliación. El hombre al principio se da cuenta de lo que ha hecho y entonces se vuelve un poco más amable y hasta le lleva flores a la mujer. Se disculpa, hace todo lo que puede para convencerla de que la ama verdaderamente, sobre todo si ella amenaza con separarse. Esta conducta "cariñosa" completa la victimización.

¿Por qué? La tercera fase es un período de ambivalencia. La mujer no sabe qué hacer. Se dice a sí misma: "Sí, me golpeó, pero por otra parte es cariñoso, me ha traído flores..." Pasa un tiempo y da la vuelta el círculo a la primera fase. Empiezan las tensiones, crecen otra vez y ya el espacio entre la golpeadura primera y la segunda es más corto. Vuelve otra vez el ciclo.

El hombre que golpea a su mujer, sobre todo si lo hace varias veces, si no se pone en tratamiento no se va a curar. No espere nadie que se cure. Si ella permanece junto a él, el ciclo va a comenzar otra vez y las golpizas van a ser cada vez más repetidas. La motivación en la mujer, que al principio tuvo ese deseo de separarse o de pedir auxilio, cada vez va a disminuir más. Va creciendo su falta de esperanza, ya no tiene fuerzas para protestar. Se vuelve pasiva y "sumisa", no con la sumisión del Evangelio, sino esclava.

Hay que entender bien las palabras del Evangelio, no hay sumisión verdadera, si no hay respeto por la persona. En este caso, la mujer termina en un completo desamparo. Por eso lo llamo: El Síndrome del desamparo.

Nota: Basado en charlas del Dr. Jesús Arina, psicólogo.
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miércoles, 9 de marzo de 2011

Dia de la Familia - Día de la Mujer

Celebremos el Día de la Mujer, en la realidad de la diversidad sexuada de varón y mujer, diferentes en lo biológico, psicológico y espiritual, pero iguales en dignidad
Autor: Mons Rodrigo Aguilar, obispo de Tehuacán | Fuente: Conferencia del Episcopado Mexicano


Tehuacán, Pue., 3 de marzo de 2012

Dia de la Familia - Día de la Mujer

El primer domingo de marzo celebramos en México el Día Nacional de la Familia. El 8 de marzo celebramos el Día internacional de la Mujer. Dos acontecimientos que tienen cada uno su valía, pero para celebrar en mutua correspondencia.

La familia es el santuario de la vida humana: en la familia hemos nacido y crecido; en ella hemos encontrado la primera y básica fuente de relación y pertenencia; desde ella salimos a emprender perspectivas más amplias y a ella volvemos, porque es saludable y motivador “sentirnos en familia”.

Pues bien, esa atmósfera familiar, en nuestra cultura mexicana, con frecuencia logra su cohesión y consistencia gracias a la mujer que es madre, aunque también por desgracia muchas veces en la misma familia se haya hecho a un lado o hasta haya sido maltratada la mujer que es esposa, hermana e hija. ¡Qué fuertes contrastes se advierten al constatar, por una parte, la veneración a la mujer que es la propia madre; pero, por otra, el menosprecio de otras mujeres también en la propia familia! Lo cual nos motiva a agradecer y también a recapacitar. De modo que hay mucho por celebrar en estos días e igualmente mucho por reorientar en nuestro corazón y en nuestras acciones.

Se busca la no discriminación. Es un derecho, pero también un deber. El aborto es la primera terrible discriminación, al destruir la vida humana del ser más indefenso. Que la familia acoja cálidamente a toda vida humana que se empieza a gestar en el vientre de mamá y por la unión amorosa de papá y mamá; que los hermanitos ya nacidos acojan también con amor al que está por nacer.

De esta manera, que el domingo celebremos nuestra familia, en una atmósfera de relación más humana y también divina, en la medida que somos hijos de Dios y lo queremos expresar en ese ámbito de relación.
Y celebremos, igualmente, el Día de la Mujer, en la realidad de la diversidad sexuada de varón y mujer, diferentes en lo biológico, psicológico y espiritual, pero iguales en dignidad y para el mutuo enriquecimiento y complementación.


+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán
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