domingo, 15 de noviembre de 2009
Un vegetal muy activo
Una parapléjica que con sus escritos ha salvado a personas que habían pensado en el suicidio devolviéndoles el deseo y gusto por vivir.
Autor: Fernando Magallanes, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org
Pentapléjica y casi ciega durante 21años. No podía hablar ni moverse. Necesitaba ayuda de todos. Pero dejó escritos cuatro libros. Se llamaba Olga Bejano.
Nació el 3 de noviembre de 1963 en Logroño, España. En la flor de sus 23 años quedó paralítica después de un paro cardíaco. Luego, progresivamente fue quedándose inmóvil, a parecer por un componente anestésico de una operación de apendicitis. Y 21 largos años llevó su enfermedad. El viernes 5 de diciembre de 2008, voló su alma al cielo.
Su alimentación se realizaba por sonda. Se ayudaba de un respirador artificial para sobrevivir. Sufrió casi doscientas neumonías y varias operaciones. Además, desatendida por la administración civil como muchos enfermos.
Pero no se dejó vencer por esta triste situación. Ni la frustración, ni la minusvalía le pudieron hundir. Su deseo por vivir le consumía. Ella misma se consideraba graciosamente "un vegetal muy activo". Con su pierna empujaba su mano paralizada para dibujar garabatos o señalar letras que sus enfermeras interpretaban y escribían. De este singular “trabajito” nacieron cuatro libros: Voz de papel, Alma de color salmón, Los garabatos de Dios y Alas rotas, su libro póstumo, presentado en Madrid el 10 de junio de este año (La Razón, 6.09.08 y Alba, 12-18. 12.08).
En el primero narra la vivencia de la enfermedad y la presencia de Dios junto a ella. En su segundo libro escribe en contra de la eutanasia y pide ayuda digna e integral para los enfermos. Los garabatos de Dios cuentan su experiencia espiritual y humana llena de confianza. Y Alas rotas, su libro póstumo, se define como su testamento vital.
Lo más importante son los frutos de sus escritos. Lejos de la ganancia económica, éstos han salvado a personas que habían pensado en el suicidio que tras leer los libros, sentían el deseo y gusto por vivir. Personas que al visitarla, venían que detrás de una mujer pentapléjica estaba alguien más.
"Sólo por esas personas valió la pena que Olga escribiera esos libros". Así dijo Mari Carmen Domínguez, su mamá, confidente y guardiana durante su vida. "¿Cuál era la misión de Olga en esta vida?", se preguntaba también. Acercar a la gente a Dios” (Zenit, 10.07.09).
Gracias Olga, por tus libros, expresiones de sufrimiento, pero lleno de esperanza en Dios y sobre todo por tu vida.
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