domingo, 7 de febrero de 2010

«Se lo debo a mis compañeros»


Tenemos que reconocer que no todo depende de nosotros y de nuestras propias fuerzas.
Autor: Luciano Rinaldi, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org


A sus 22 años de edad, Lionel Messi fue escogido el mejor jugador del mundo del 2009, rompiendo además el record de votos recibidos en toda la historia del galardón, iniciada en 1956. Se trata de la entrega del Balón de Oro de la revista "France Football", que se llevó a cabo en París, Francia, el pasado 6 de Diciembre.

El jugador argentino dedicó el premio a sus compañeros y a sus hermanos, que viajaron con él a París, y a todos los que siempre le han apoyado en su carrera. «Me siento profundamente feliz -dijo- es un día muy especial. Pero soy consciente de que se lo debo a mis compañeros y a la gran temporada del Barcelona. Les doy las gracias a ellos».

Aseguró que le marcaron mucho jugadores como Samuel Eto´o, Ronaldinho y Deco, además de todos los que forman ahora parte del club español. La “pulga biónica”, como le llaman, tuvo el detalle para con sus papás y hermanos de guardar el dorado balón en su casa familiar de Rosario, en Argentina.

Messi, quien se convirtió en uno de los deportistas más jóvenes en recibir el Balón de Oro, es constantemente blanco de alabanzas y halagos. En esta ocasión, ¿saben cuál fue su reacción cuando le dijeron que en francés Messi significaba mesías? Se rió y afirmó: «No me siento salvador de nada, sólo un jugador del Barcelona y de la Selección Argentina con ganas de seguir consiguiendo cosas con mis equipos».

Lionel también considera a Dios como uno de sus compañeros a quien le debe el premio. A él le dedicó los dos primeros goles que marcó después de haber sido escogido el mejor del mundo. Su gesto indicando hacia el cielo me hacía recordar aquella frase de San Agustín que decía: «qué tienes que de Dios no hayas recibido».

Los jóvenes de hoy necesitan modelos buenos y pueden encontrar uno en Lionel Messi, aunque en ocasiones haya tenido algún error. Él tuvo el valor de decirle a la prensa mundial que todo se lo debía a sus compañeros y personas que lo apoyaron, en especial a su familia; y no se olvidó de darle las gracias al Gran Compañero, cosa, hoy, poco común.

Hoy, millones de jóvenes visten camisetas con el nombre de Messi por detrás. Ojalá todos vistamos internamente esa camiseta de la gratitud a nuestros compañeros de escuela o trabajo; esa camiseta de la gratitud hacia nuestros papás, hermanos y amigos; y esa camiseta de gratitud a Dios por todo lo que hemos recibido. Como Messi, tenemos que reconocer que no todo depende de nosotros y de nuestras propias fuerzas.

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