lunes, 6 de diciembre de 2010

El Papa y el condón

El Papa y el condón


Suena muy bien la frase que dice que la jerarquía eclesiástica (el Papa y los Obispos, por ejemplo) no deben inmiscuirse en asuntos terrenales, porque eso sería tanto como «meterse en política».

Pero hay que decir que uno de los peores modos de «meterse en política» sería que la Iglesia bendijese, por acción, omisión o complacencia, la intromisión del César en los asuntos que son de Dios, creador del hombre a quien le dio un detallado y maravilloso instructivo de funcionamiento para lograr su felicidad en la tierra, condición necesaria para alcanzar la eterna.

El día en que la Iglesia permitiera, sin más, la intromisión del César en los asuntos que son de Dios se habría convertido en esa «gran ramera que fornica con los reyes de la tierra» de la que nos habla el Apocalipsis. Esa iglesia farisaica y corrompida, puesta de rodillas ante el César, es la que anhelan ciertos ámbitos sectarios a los que muchos medios de comunicación conceden amplios espacios, deformando ordinariamente el pensamiento de aquellos que consideran sus opositores.

Somos muchos millones las personas que aplaudimos el coraje y la claridad de ideas del Papa Benedicto XVI.

¿Qué ha dicho el Papa en relación al condón? Todas las veces que se ha referido al preservativo lo ha hecho dentro de un contexto, insistiendo que hay que buscar una «humanización de la sexualidad», es decir, que la sexualidad entre personas debe ser una sexualidad humana que difiere en mucho de la meramente animal y que sería un error, contrario al querer de Dios, equiparar una a la otra.

En los últimos días muchos medios alrededor del mundo hicieron sonar las fanfarrias de sus grandes titulares anunciando con bombo y platillo, con palabras más o menos semejantes, que el Papa había aprobado el uso del condón. Pero, exactamente, ¿qué dijo el Papa?

El periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, presentó algunos párrafos, descontextualizados, del nuevo “libro-entrevista” de Benedicto XVI titulado “La luz del mundo” realizado por el periodista alemán Peter Seewald, que fue publicado en varias lenguas el pasado 23 de noviembre. El párrafo que desató el ruido y la confusión es parte de la respuesta que dio el Santo Padre a Seewald, ante la pregunta acerca del uso del preservativo en la lucha contra el sida. El párrafo publicado por L’Osservatore Romano, en su versión en español, dice así:

«Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad.»

En el texto original, en alemán, el Papa habla de «männliche Prostituierte»que significa “prostituto” (no prostituta) y vale puntualizar que el Santo Padre está hablando del preservativo como posible herramienta contra el sida y no del preservativo como medio de anticoncepción.

Bien se dice que traduttore, traditore pues el término «männliche Prostituierte» conserva el género masculino en la traducción que haceL’Osservatore al inglés, en donde se habla de «male prostitute», pero se cambia de manera arbitraria al femenino en las traducciones al español, italiano y francés. Sería interesante averiguar si hay malos traductores en ese periódico o si hay personas perversas que aprovecharon el viaje para ampliar conceptos y situaciones con animo de confundir aún más.

Lo que dice el Papa, si tomamos sus palabras originales en alemán, es simple y sencillamente que si un prostituto homosexual utiliza un condón, con el objetivo de no contagiar ni contagiarse de sida, esto podría ser señal de un inicio de moralización, puesto que se está dando cuenta, gracias a su conciencia, de que no puede hacer con su sexualidad lo que le venga en gana. El Papa no está justificando ni aprobando el uso del condón. Deja muy claro, además, que el preservativo no es la solución para frenar la trasmisión del VIH que se ha convertido en una pandemia.

Cuando un católico mira a un enfermo de sida lo ve, en expresión evangélica, como uno de esos «pequeños» sobre los que un seguidor de Jesús tiene la dulce obligación de quererlo, fundiéndose con su dolor. El neopaganismo reinante, en cambio, solo es capaz de ver en el sidoso una «tormenta de hormonas», y lo único que se le ocurre es regalarle un impermeable para que la tormenta no lo empape. Que es tanto como si a un pirómano se le obsequia un extintor, para que el fuego no lo abrase.

El sida tiene su origen, en muchos casos, en la promiscuidad sexual; y los santones laicos en lugar de combatir la promiscuidad sexual, la exaltan y aplauden, exhortando a sus súbditos a entregarse a ella sin recato y regalándoles luego un condón, para que actúe como salvoconducto de su promiscuidad. Si se promueve la promiscuidad, no puede extrañarnos que abunden personas promiscuas, aunque se hayan olvidado de meter un condón en el bolsillo, como el pirómano no puede renunciar a su pulsión aunque se haya dejado olvidado en casa el extintor.

Parece claro que hay amplios sectores de la sociedad que no están dispuestos a solucionar los males en su origen y se fijan solo en las consecuencias; consecuencias que, además, son incapaces de controlar. Ir al origen del grave problema del sida, por ejemplo, no se soluciona repartiendo condones a diestra y siniestra. Independientemente de que los condones garanticen o no un «sexo seguro», lo que es indubitable es que garantizan un sexo deshumanizado.

La actividad sexual es una unión física y afectiva tan radical pues supone la entrega de una buena parte de la intimidad, que sólo puede responder a una entrega total, sin reservas. Sólo esa unión es digna para ser sellada con una acción, que es en sí misma, y es la única, apta para generar una nueva vida. Buscar la manera de hacer imposible esa aptitud introduce una reserva que convierte el acto en una entrega que ya no es total, y que objetivamente abre la puerta para que el sexo no sea verdaderamente humano sino instintivo.

La verdad simple y llana es que la Iglesia católica proclama el querer de Dios para que las relaciones sexuales sean verdaderamente humanas, es decir con entrega total y estable, que solo son posibles con estas características en el verdadero matrimonio. La Iglesia denuncia abiertamente la falacia de quienes piensan que el uso del condón, da carta de bondad a la sexualidad, aún cuando argumenten, con otra falacia, que se trata de «sexo seguro».

Benedicto XVI cree en la «humanización de la sexualidad», que consiste en liberar al hombre de la esclavitud del sexo como mero instinto animal o el sexo como promiscuidad. Cree que la sexualidad debe contribuir a restituir al hombre su verdadera naturaleza, que no consiste en chapotear en una «tormenta de hormonas», aunque sea con impermeable, sino en buscar un sentido vital profundo en el que eros y ágape -amor carnal y amor como donación de afectos- formen una unidad liberadora del ser humano.
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lunes, 22 de noviembre de 2010

Señores periodistas: el Papa NO ha justificado el uso del preservativo

Para que el Papa pudiera aprobar el uso del preservativo, tendría primero que anular mediante un decreto magisterial (y no en una entrevista coloquial) la Humanae Vitae, la Casti Connubi, la Evangelium Vitae, el Catecismo de la Iglesia Católica y todo el magisterio anterior que habla sobre moral conyugal
Autor: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Catholic.net


Gran trifulca desataron en los medios los periodistas (siempre ávidos de escándalo), debido a un muy desafortunado artículo publicado en L´Osservatore Romano, que violando el periodo de embargo establecido por los editores, presentó algunos párrafos descontextualizados del nuevo “libro-entrevista” de Benedicto XVI titulado “La luz del mundo” realizado por el periodista alemán Peter Seewald y que saldrá a la luz el próximo 23 de noviembre.

Lo que desató el escándalo fue una parte sacada de contexto de la respuesta que dio el Santo Padre a Seewald, ante la pregunta acerca del uso del preservativo en la lucha contra el SIDA.

El párrafo publicado por L´Osservatore Romano dice así:

Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad

De estas palabras del Papa, los medios alrededor del mundo no tardaron en redactar grandes titulares que decían, con unas u otras palabras, que el Papa había aprobado el uso del condón.

Lo primero que hay que revisar es la traducción al español de lo que realmente respondió el Papa en alemán a la pregunta de Seewald.

En el texto original, en alemán, el Papa habla de "männliche Prostituierte" que significa “prostituto” (no prostituta) y vale puntualizar que el Santo Padre está hablando del preservativo como herramienta contra el SIDA y no del preservativo como herramienta de anticoncepción.
Misteriosamente el término "männliche Prostituierte" conserva el género masculino en la traducción en inglés, en donde se habla de "male prostitute", pero se cambia de manera arbitraria al femenino en las traducciones al español, italiano y francés. Ignoro si el error es de L´Osservatore o de las editoriales que publicarán el libro, pero creo que tendrán que arreglarlo.

Lo que dice el Papa, si tomamos sus palabras originales en alemán, es simple y sencillamente que si un prostituto homosexual utiliza un condón (con el objetivo único de no contagiar ni contagiarse de SIDA), esto puede ser señal de un inicio de moralización, de que el hombre se está dando cuenta (en su interior) de que no puede hacer con el sexo lo que le venga en gana.

L´Osservatore Romano no publica la siguiente pregunta-respuesta, en la cual el Papa aclara que la Iglesia jamás podrá aprobar el uso del condón como algo moral.

Seewald: ¿Quiere decir, entonces, que la Iglesia Católica en realidad no se opone en principio a la utilización de los condones?
Benedicto XVI: Ella [la Iglesia], por supuesto, no lo considera como una solución real o moral, pero, en este u otro caso, puede haber, sin embargo, la intención de reducir el riesgo de infección, como un primer paso hacia una forma distinta y más humana de vivir la sexualidad.


No quiero pensar que haya sido una omisión voluntaria de L´Osservatore Romano.

Pero, bueno, es tan ridículo lo que han publicado los medios, por el simple hecho de que no toman en cuenta que para que el Papa pudiera aprobar el uso del preservativo, tendría primero que anular mediante un decreto magisterial: encíclica, carta, bula, etc (y no en una entrevista coloquial) la Humanae Vitae, la Casti Connubi, la Evangelium Vitae, el Catecismo de la Iglesia Católica y todo el magisterio anterior que habla sobre moral conyugal.

En fin, señores periodistas, pues nada, que el Papa no ha justificado el uso del condón, ni para las prostitutas ni para nadie.
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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Lo que casi no pensamos

Es mucho el bien que recibimos de Dios y muy poco lo que nos damos cuenta de ello.
Autor: Pedro Pablo Mesa, L.C. | Fuente: Virtudes y Valores

¡Mamá, mamá, me duele la cabeza, me siento mal! Tal vez sea una frase tan famosa como las pronunciadas alguna vez por Cicerón o Napoleón, sólo que sin tanta trascendencia y de gran familiaridad para todos. Ciertamente la respuesta de una mamá ante esto nunca ha sido: ¡pues entonces vamos al cine! o ¡come chocolate hasta que se te quite!, sino más bien: toma esta medicina o este jarabe.

Está claro que en la vida nos encontramos con muchísimas cosas que no son como quisiéramos, que salen al revés de como las hemos planeado o de como hemos soñado. Que las decisiones de nuestros papás cuando éramos pequeños no siempre las compartíamos y gustábamos, inclusive llegando a tomar actitudes de rebeldía o descontento.

Pero a veces no se trata ya de pequeñas cosas del vivir cotidiano, sino de verdaderas tragedias y dolores profundos. Seres queridos que ya no están más entre nosotros, la pérdida del trabajo justo cuando será difícil encontrar otro, el fracaso en la vida afectiva, tan doloroso y que toca tan hondamente el corazón, etc. Entre más grave es lo que sucede más común es que pueda brotar de nuestro corazón y llegar a la boca: ¿por qué Dios me hace esto? ¿Por qué a él que era bueno y la gente que hace el mal sigue tan contenta? ¡Que injusto!

Es aquí donde hace falta recordar que Dios es ese Padre que permite que las cosas sucedan porque sabe que eso será lo mejor para nosotros. Exactamente igual que en la mente del niño el jarabe o la inyección son como la condena capital pero para el papá son la cura de la enfermedad. Dios nos ama y permite que podamos disfrutar de una familia, de buenos y maravillosos amigos, permite que tengas un buen trabajo, que puedas comer todos los días y disfrutar de ello, permite la belleza del cuerpo y cuando no, al menos sí la del alma, y en el caso de que quieras abrir los ojos del corazón; te permite tenerlo a él.

Un sacerdote que fue de misiones como traductor acompañando un americano contó cómo este hombre, que tenía muchísimo dinero, quiso que le tradujeran a una familia pobre, o mejor dicho paupérrima, que él les daría lo que le pidieran. Estas personas habitaban en un espacio de poco más de dos metros cuadrados rodeado por tablas de madera y cubierto de cartón como techo. En su piel se podía ver la falta de higiene elemental e igual en su salud. Pues esta persona los vio así y les ofreció darles cualquier cosa; a lo que la señora respondió: no me hace falta nada, tengo a Dios y a mi familia, esto es suficiente para mí. Fue tanta la sinceridad con que se lo dijo que al final este hombre salió llorando por su superficialidad y modo de vivir.

Es mucho el bien que recibimos de Dios y muy poco lo que nos damos cuenta de ello. A veces también nos permite que pasemos malos momentos, pero es justo allí cuando debemos aprovechar para acercarnos a Él, cuando somos más débiles y menos podemos entender. Tanto es su amor hacia nosotros que aún cuando nos rebelemos y lo rechacemos en nuestra vida nunca habrá nada que podamos hacer para que Él nos deje de amar y deje de esperar nuestro regreso junto a Él.
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miércoles, 10 de noviembre de 2010

La paz es belicosa

La paz verdadera no es fruto de estructuras políticas u organismos internacionales. Nace en el alma de cada hombre y de allí se expande hasta permeabilizar toda la sociedad.
Autor: Jesús David Muñoz, L.C. | Fuente: Virtudes y Valores



La violencia y la inseguridad ha comenzado a ser un tema recurrente en países en los que el problema del narcotráfico empieza a cobrar víctimas inocentes y ajenas a este negocio; la paz encabeza la lista de muchas de las peticiones dirigidas a Dios, incluso en algunas personas alejadas antes de cualquier tipo de religiosidad.

Todos queremos la paz y la pregunta fundamental es: ¿cuál es la vía para llegar a la paz?

«He venido a traer fuego sobre la tierra y ¿qué quiero sino que arda?» (Lc 12,49). El entonces cardenal Ratzinger, comentando esta cita del Evangelio, opinaba que es quizá una de las sentencias más importantes pronunciadas por Jesucristo sobre la paz; en ella Jesús nos está enseñando una gran verdad: «que la verdadera paz es belicosa, que la verdad merece sufrimiento y también lucha. Que no puedo aceptar la mentira para que haya sosiego» (J. Ratzinger, Dios y el mundo, Círculo de Lectores, Barcelona 2005, p. 210)

Es común encontrar personas que piensan que alcanzaremos la paz cuando organizamos una estructura de seguridad confiable o establecemos un organismo de protección civil infranqueable, pero esto aún es poco. Podríamos contar con todas estas cosas, pero todavía estaríamos viviendo una paz de caricatura y postiza, que no ha llegado a la raíz del problema y al corazón de cada hombre de nuestra sociedad.

Hay que dejar claro que todos los medios que se pongan a nivel externo son necesarios y que se requiere una organismo que garantice la seguridad de los ciudadanos. Estas soluciones traerán seguramente estabilidad y quietud, pero no hay que ser ingenuos para pensar que con esto se llega a la concordia auténtica entre los hombres.

La paz verdadera no es fruto de estructuras políticas u organismos internacionales. Nace en el alma de cada hombre y de allí se expande hasta permeabilizar toda la sociedad. Es, por lo tanto, consecuencia de una elección personal.

¿Elección de qué cosa? Elección de la verdad. La paz genuina se logra con la aceptación de la verdad en la propia vida. Por esto mismo es belicosa, porque aceptarla y vivir de acuerdo con la ella muchas veces significa ir contra corriente y quedar mal ante los ojos de muchos.

No hay que pensar ahora en los delincuentes como la única fuente del problema. Cada uno debe entrar en sí mismo y preguntarse hasta qué punto ha pactado ya con la mentira y vive en el engaño. Y este pactar con la mentira puede ir de las cosas más simples como la famosa “mordida” al oficial de tránsito (que en otros términos es la acción de dar el dinero de la multa al policía para su uso personal) hasta una vivencia disfrazada o incluso traicionera de mi vocación como esposo(a), padre/madre, profesional, religioso(a).

En un futuro puede que los problemas de violencia y terrorismo desaparezcan, que cesen las fechorías y más hombres decidan dejar las armas a un lado, pero aún así muchas personas seguirán viviendo en la inseguridad, en la congoja y zozobra, ya que la paz efectiva no está fuera, está dentro del corazón. Se la encuentra en la medida en que se busca, se acepta, se vive y se defiende la verdad en la propia vida, que no es otra cosa sino coherencia entre lo que se es y lo que se profesa. Llegar a este nivel de paz requiere lucha, pues se trata de una conquista personal de quien acepta vivir en la verdad.

El Papa Benedicto XVI explica cómo aceptar la verdad es abrir la puerta para que entre Dios en nuestro corazón. De lo contrario, «cuando el hombre pierde de vista a Dios fracasa la paz y predomina la violencia, con atrocidades antes impensables, como lo vemos hoy de manera sobradamente clara» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Planeta Colombiana, Bogotá 2007, p.114).


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jueves, 26 de agosto de 2010

Infiltran unas falsas conclusiones pro-familia y abstinencia sexual en la cumbre de la ONU

Autor: .Gilberto Pérez | Fuente: Religión en Libertad
Algunos aseguran que las conclusiones anti-vida y anti-familia habrían sido redactadas por los organizadores antes de la Conferencia


a infiltración ayer por la tarde de un documento que defendía la abstinencia sexual y los valores familiares entre los participantes de la Conferencia Mundial de la Juventud promovida por la ONU causó la alarma e indignación de sus organizadores que pidieron deshacerse de él inmediatamente.

Según narra Samantha Singson en un blog de la asociación norteamericana Catholic Family&Human Rights Institute (C-FAM) sobre dicha cumbre que se reúne en México, uno de los organizadores interrumpió un panel durante la plenaria con un «anuncio urgente» para denunciar que un «falso» proyecto de declaración estaba circulando entre los participantes.

«Según los organizadores, el no autorizado documento no refleja los puntos de vista o las discusiones que se están manteniendo. Los organizadores instaron a los participantes que habían recibido el falso documento deshacerse de él para prevenir confusiones antes de que los gobiernos comiencen sus deliberaciones mañana».

«El “ofensivo" documento no oficial incluye disposiciones que establecen la promoción de la "abstinencia sexual" y la promoción de "valores en la familia" porque es "la base fundamental de la sociedad"», relata Singson.

Finalmente señala que «un enfadado representante de la International Planned Parenthood Federation (IPPF) tomó el micrófono para exigir que los organizadores tomen el control de la conferencia y evitar la "infiltración". La IPPF es una de las organizaciones presentes en la cita y es ampliamente conocida por ser la multinacional del aborto más poderosa del mundo.

La Conferencia Mundial de la Juventud
El gobierno de México es el anfitrión de esta Conferencia Mundial sobre la Juventud en León, Guanajuato, México, del 23 al 27 de agosto.

Esta conferencia cuenta con el respaldo de la ONU y el apoyo de varias de sus poderosas agencias, entre las que se encuentran el Fondo de Población de la ONU (UNFPA); el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF); el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP); la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Todas estas agencias han formado parte de la agenda anti-vida de la ONU. Pero ninguna de ellas es tan activamente pro-abortista, tan peligrosa para los niños del mundo que están por nacer como el UNFPA.

Según informa C-FAM, el UNFPA ha pagado hasta los pasajes aéreos de «participantes selectos» de la conferencia en México y dice haber tenido acceso «a un documento elaborado en secreto que se espera que los gobiernos avalen en esta reunión».

«El documento en cuestión apunta directamente al corazón del vínculo padre-hijo. Exige autonomía radical y absoluta para la gente joven, al margen de sus padres. Ni siquiera hace mención de la aborrecida palabra «padre». Se espera que los países miembros de la ONU, incluida la Santa Sede, refrenden este grotesco manifiesto anti-familia», señala.

A juicio de C-FAM, «la conferencia de la ONU es la más grande y peligrosa desde la Conferencia de El Cairo sobre Población en 1994 y la Conferencia de la Mujer de Beijing en 1995. La ONU quiere que el mundo vea que esta conferencia es verdaderamente representativa de los jóvenes de todo el mundo».

«Año Internacional de la Juventud»
La Conferencia Mundial de la Juventud, que se reúne en la ciudad mexicana de León, se desarrolla en el marco del «Año Internacional de la Juventud» (IYY, por sus siglas en inglés).

El 12 de agosto la ONU lanzó oficialmente el IYY. El tema del año es el «Diálogo y el mutuo entendimiento» con una atención especial en la salud y el desarrollo, particularmente los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin embargo, algunos observadores temen que la agenda del IYY haya sido tomada por la UNFPA y sus aliados, que están usándolo para promover la educación y servicios en nuevos «derechos» sexuales y reproductivos entre la juventud.
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martes, 10 de agosto de 2010

Católicos acomplejados

No somos seguidores de una palabra muerta, sino discípulos del Dios vivo
Autor: Pablo Cabellos Llorente | Fuente: Catholic.net


Ruego disculpas por titular negativamente. Sólo es un intento de recabar la atención del lector. Es negativo, pero existe hoy día un catolicismo vergonzante, poco valiente, trufado de relativismo, deslumbrado por la ciencia experimental que en ocasiones sólo es base de una teoría no demostrada; dudoso de si trata de vivir algo bueno pero aburridísimo; y arrinconado por un laicismo rampante y viejo, aunque expuesto como dogma imprescindible para la convivencia democrática. Algunos han logrado que en bastantes ambientes no se mencione a Dios ni para despedirse, ni se hable de las preguntas fundamentales en torno al hombre -de dónde vengo, adónde voy, el más allá, la muerte, el sentido de la vida-; muchos se han convencido con el pensamiento de que el cristiano no debe imponer sus ideas -cosa bien cierta-, pero aceptan como obligatorias las anticristianas, que acabamos viendo como lo moderno. Desean ser razonables, pero esconden a Dios o lo pretenden con cabida en sus mentes y actuando como ellos decidan. Nos citan a Galileo y nos callan.

Es imposible abarcar lo que nos acompleja; lo escrito anteriormente son unas pinceladas de lo que podríamos llamar el secuestro de Dios incluso en las mentes y vidas cristianas. Somos prisioneros de unos tópicos bien manejados y con algún fundamento en comportamientos inadecuados para un seguidor de Cristo, pero que en modo alguno invalidan su doctrina ni modo de ser. Podríamos preguntarnos qué es ser católico y cómo se debe mostrar; ir a buscar nuestra quintaesencia y no quitarle ni un pelo por más que seamos débiles. Frágiles, sí, pero sabiendo lo que somos y lo que hemos de vivir, aunque hayamos de rectificar en muchas ocasiones.

Como es sabido, las fuentes de lo revelado por Dios al hombre -ahí se contiene lo que somos- son la Sagrada Escritura y la Tradición custodiadas por el Magisterio de la Iglesia. Lo que Dios ha manifestado de Sí mismo, del hombre y de su destino está en esos dos manantiales, con el natural cuidado de la Providencia para evitar interpretaciones de parte o simplemente erradas. Eso es el Magisterio de la Iglesia: la custodia e interpretación del depósito de la fe, como lo llama muy adecuadamente san Pablo. El cristianismo no es una "religión del libro", sino la religión de la Palabra de Dios, "no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo", como afirmó san Bernardo.

Volvamos a la pregunta: ¿qué es ser cristiano? Y lo primero que permanece claro es que no somos seguidores de una palabra muerta, sino discípulos del Dios vivo, que por obra del Espíritu Santo son identificados con ese Verbo encarnado, con Cristo, para ser y actuar como hijos de Dios. Escribe san Pablo a los romanos: "los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios". Y poco más adelante añade que la creación espera ansiosa la manifestación de los hijos de Dios. Esto puede no entenderse o no creerse por carecer del don de la fe, pero un cristiano es otro Cristo -un hijo de Dios en Cristo por la fuerza del Espíritu- al que toda la creación espera con dolores de parto -dice gráficamente el Apóstol- hasta ver a Cristo formado y actuando en cada uno, para que, sin complejos, viva con la mayor honradez posible lo que en verdad es, algo no realizable sin la gracia de Dios y sin la libertad humana. Con esta fuerte razón teológica, afirmó el fundador del Opus Dei: "el que no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima". Ahí radica la identidad cristiana y de ahí deriva nuestro comportamiento apropiado. El mismo san Josemaría indicaba en una entrevista -recogida en "Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer"- que esa verdad de ser hijo de Dios en Cristo ha de penetrar la vida entera, ha de dar sentido al trabajo, al descanso, a la amistad, a la diversión, a todo. "No podemos ser hijos de Dios sólo a ratos, aunque haya unos momentos dedicados a considerarlo, a penetrarnos de ese sentido de nuestra filiación divina, que es la médula de la piedad". Conocer la verdad no quita libertad, la da. La libertad se pierde en la ignorancia.

Si volvemos a las consideraciones iniciales, comprenderemos que no tiene sentido vivir un catolicismo acomplejado; en todo caso, hemos de moderar el buen complejo de superioridad nacido de lo que realmente somos. Pero no por sentirnos más que nadie, sino por experimentar con sencillez la fuerza de saberse y ser hijo del Padre nuestro que está en los cielos, por la identificación con Cristo operada por el Espíritu Santo, cosa que no sucede de ningún modo mágico: se adquiere por el bautismo, se refuerza en la confirmación, se rehace en la confesión sacramental, se alimenta con la Eucaristía, se vive con las luces y el empuje de la oración, y requiere lucha, empeño constante para vivirlo en todo momento. "Hay que ser conscientes de esa raíz divina, que está injertada en nuestra vida, y actuar en consecuencia" (Es Cristo que pasa, n. 60).
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jueves, 22 de julio de 2010

Adán y Eva creados por amor

No te olvides quien te dio la vida y te mantiene en la existencia, no tienes más que hacer lo que Dios diga y verás todo lo que tiene reservado para ti.
Autor: Eduardo Carcausto Huamaní | Fuente: Catholic.net


Si alguno se preguntase que significa la palabra “pecado” estoy seguro que nos perderíamos en discusiones filosóficas sobre lo que es moralmente bueno y lo que es moralmente malo. Y es que después de Adán y Eva la humanidad no ha conocido mejor época que la actual para olvidar colectivamente la palabra “pecado”.

Una incertidumbre moral casi completa impera en todos. Pero, ¿cuál es el origen del pecado? Lo definiremos como una ofensa infinita al Creador, una bofetada al Amor y veamos porqué en el Libro del Génesis:
Dios en su infinito Amor, decide crear al hombre... lo podía hacer, lo quiso hacer y lo hizo... no ganaba nada con hacerlo. ¿Qué podría darle de nuevo una criatura a su Creador?... Mas Dios lo hace a imagen y semejanza de Él, con la capacidad de AMAR característica sin la cual no puede ser humano. Además le regala el don preciado de la Libertad, no como un fin a alcanzar sino como un medio para llegar al destino final del hombre que es en suma la Felicidad.

Y Dios Todopoderoso, Omnipotente y Eterno, da la libertad al hombre porque sabe que no hay amor más verdadero que aquel que libremente se da. ¿Por qué sino crea al hombre sino para que aprenda a amar? Cuando uno ama a alguien lo menos que espera es ser correspondido ¿Y Dios acaso no quiere también ser correspondido? Esto no podrían entender aquellos que piensan que Dios es una construcción mental producto de la necesidad del hombre de creer en algo.

Ciertamente el hombre necesita creer pero es Dios quien se revela al hombre. ¿O tú podrías acercarte siquiera un poquito al Cielo por ti mismo, con tus reducidas fuerzas? ¿Captaríamos algo de la vida divina, inmersas nuestras almas en la miseria que revolvemos todos los días cuando nos miramos al ombligo? En fin, Dios también ama y desea que el hombre le ame ¿no es todo un privilegio?.

De esta manera Dios pone amorosamente al hombre en un jardín espléndido, y le dice (para que no se olvide que es criatura): “Podrás comer de todos los árboles del jardín excepto de éste, pues si lo haces morirás” Que bien se interpreta como: “No te olvides quien te dio la vida y te mantiene en la existencia, no tienes más que hacer lo que te diga y verás todo lo que tengo reservado para ti”. Y Adán obedeció.

Pero la alegría no duró mucho tiempo, Eva, quien fue creada para acompañar a Adán sucumbió ante los engaños de la serpiente. El príncipe de la mentira (otro día hablaremos de este) astutamente se acerca a la mujer: “Porque no coméis de todos los árboles del jardín”....”De todos comemos menos del árbol de la ciencia del bien y del mal, si lo hacemos Dios ha dicho que moriremos”... “No moriréis, si comen seréis como dioses”. Inmediatamente brillaron los ojos de la mujer, y pensó que no era mala idea comer del árbol. Comió y de dio de comer a Adán insinuándole que ellos podían vivir sin Dios, que no lo necesitarían y tendrían la sabiduría infinita de la noche a la mañana... ¡Ja! ¡Comieron y esperaron a ser como dioses!

Imaginen la escena: una pareja que al margen de Dios decide hacer lo que le parece que es lo bueno. No serviré, no serviré... repiten miles de hombres en el mundo... No necesito a Dios ni deseo amarlo, menos todavía servirlo... No serviré, dijo Adán a Dios... No serviré, dijo el ángel más bello de todos y cayó eternamente al abismo... No serviré, dicen los hombres de hoy...

Y Dios infinitamente apenado no puede contradecirse, no, el no puede contradecirse ¡es perfecto!, ¿Cómo podría contradecirse?... “Por haber hecho esto, a partir de ahora comerás el pan con el sudor de tu frente, zarzas y espinas crecerán cuando ares la tierra y sus frutos te costarán la vida”... y sigue: “Hombre, polvo eres y en polvo te convertirás”.

Así entró la muerte al mundo y el hombre conoció el dolor y el sufrimiento. El pecado es ofensa infinita al Infinito. Rechazo de lo Eterno, negación de la existencia. Pero Dios nos amó tanto que entregó a su hijo unigénito por salvar a la humanidad.

Este día amigo, si todavía mantienes tu vista en esta hoja, métete en tu corazón y recuerda si alguna vez dijiste conscientemente o demostraste con tus acciones lo siguiente: No serviré (o también), no obedeceré (o mejor todavía), no amaré ni a ti Dios ni a mis hermanos.

Recuerda entonces que acabas de encarnar de nuevo el pecado de Adán y Eva. Y no te quejes.
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