lunes, 31 de agosto de 2009

Hay que mojarse



Autor: Fernando Magallanes, L.C.


Son feministas. Mujeres que han aportado mucho a la sociedad y han luchado por la igualdad de derechos y deberes entre mujeres y hombres.
De todo signo político e ideológico, pero con una conciencia común: el aborto no puede ser un derecho.
Son Cristina López Schlichting, María López, María Pelayo, Isabel San Sebastián e Isabel Durán. Madres y periodistas todas. Ellas son las fundadoras de la plataforma "Mujeres contra el Aborto" (http://www.mujerescontraelaborto.com/) y firmantes del manifiesto presentado el miércoles 1 de julio de 2009, en Madrid. Ahora, más de 30.000 mujeres forman parte ya de la plataforma: actrices, cantantes, periodistas, escritoras, empresarias. Se proponen luchar contra el anteproyecto de ley que el gobierno socialista de España quiere sacar adelante. Dicha ley establecería el aborto libre hasta las catorce semanas; o inclusive hasta las 22 semanas de gestación, si se prevé que el niño tuviera malformaciones físicas. Además, podrían abortar niñas de 16 años sin el consentimiento paterno.
Por ello, quieren decir a la sociedad que la vinculación de los conceptos mujer y aborto no es verdadera.
Desligadas del pensamiento único y oficial del feminismo radical, reivindican la maternidad como derecho fundamental de la mujer.
Reclaman redes de asistencia a mujeres embarazadas y planes de ayuda a las que abortan, correctas campañas de información sexual y políticas de adopción de hijos que sus madres no puedan o no quieran hacerse cargo de ellos.
Rechazan el aborto porque es «ética y legalmente inaceptable, no sólo porque aniquila a un ser humano indefenso, sino porque supone una violencia infligida a la dignidad de la mujer».
Firmantes del manifiesto contra el aborto también son Montserrat Caballé, famosa cantante soprano; Inma Shara, directora de orquesta y primera mujer en dirigir una en el Vaticano; Arantza Quiroga, presidenta del Parlamento del País Vasco; Teresa Rabal, actriz y cantante, entre otras. «Son mujeres famosas que representan muy bien la imagen de una mujer que ha aportado mucho socialmente y que no es partidaria del aborto», manifestó Cristina López Slichting, periodista del diario La Razón y presentadora de la cadena radiofónica Cope.
Probablemente las tachen de reaccionarias y retrógradas, partidarias de cierto grupo político o ideológico. Pero Isabel San Sebastián responde que detrás de la plataforma «no está ningún partido político, ni la Iglesia ni la Cope ni nadie».
Por su lado, la periodista y presentadora de la cadena Telemadrid, María López, declaró: «Ya es hora de que se nos escuche; tenemos que levantar nuestra voz. Sabemos que es más fácil callar y mirar hacia otra lado, pero creo que debemos ser valientes». Y subrayó: «Como están jugando con la vida, hay que mojarse».
Y eso es lo que hacen, aunque se comprometa la imagen y el buen nombre. Porque saben que de por medio está la vida del no nacido y la dignidad de la mujer.
Con información del diario La Razón (02 .07.09) y del semanario Alba (3-9.07.09).
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domingo, 30 de agosto de 2009

sábado, 29 de agosto de 2009

Las columnas del mundo

Que pasa banda!!!, como han estado, es sabado por la tarde, ya es fin de semanita, a descansar los que puedan y los que no pues descansen... jejejeje... les vendra bien... hoy me llego este correo, muy interesante que nos puede ayudar, para los que queramos, a ser personas diferentes y autenticas a lo que nos presenta el mundo hoy en dia, por que sin querer seguimos buscando una felicidad verdadera, desafortunadamente la buscamos en cosas que no nos la van a dar, nos siguen engañando con "productos" que te daran la felicidad, pero ohhh sorpresa, solo dura lo que dura, es decir, solo te dura un tiempo corto y luego??? que paso con la felicidad, no me decian que si hacia, me ponia, tomaba, o me comportaba asi era feliz??? tendria la felicidad... pero solo fue una ilusion, que en ocaciones y la mayoria de las veces quedas peor de como estabas y te obligan, por asi decirlo, a buscar mas felicidad en estos "productos piratas"...

entonces banda busquemos la verdadera felicidad, esa felicidad duradera, en donde se encuentra en verdad... y donde se encuentra??? pues por eso aca les dejo este correo que nos puede ayudar poco o mucho en que direccion tomar....

cuidense mucho y traten de ser verdaderamente felices...

su amigo

JF Tavares





Las columnas del mundo

Atrevámonos por unos minutos a coger nuestra vida por las solapas
Autor: José Luis Martín Descalzo | Fuente: Razones para el amor



Me parece terrible decirlo, pero creo que no exagero ni un átomo si aseguro que noventa y cinco de cada cien habitantes de este planeta no se han preguntado jamás -digo «jamás»-- completamente en serio -digo «en serio»-- cuáles son las columnas sobre las que se apoya su vida, cuál es el eje de su existencia, para qué viven verdaderamente.

¿Y de los otros cinco? Dos se lo preguntaron una vez hace años, y ya lo han olvidado; otros dos se dieron a si mismos respuestas tranquilizadoras, que luego no coinciden en nada con la realidad de lo que viven. ¿Y el último? El último... iba a decir que es el santo, pero diré con más exactitud que es el único hombre que existe de cada cien que pisan este mundo.

Me temo que el lector esté pensando que comienzo estas líneas demasiado duramente, que soy tal vez pesimista, que... no es para tanto. Pero me pregunto si no será bueno comenzar cogiendo el alma por donde quema y enfrentándonos con nuestro propio espejo. ¿Somos realmente seres vivientes? Esta, creo, es la primera y capital de las preguntas a que todo hombre tiene obligación de responder.

Porque ¿qué ganaríamos engañándonos a nosotros mismos si, al final, somos corresponsables de esa mediocridad colectiva del mundo de la que tanto hablamos? Atrevámonos por unos minutos a coger nuestra vida por las solapas.

Y empecemos por preguntarnos cuáles son, en realidad, las columnas que sostienen el mundo en que vivimos. Haced esta pregunta por las calles, y todos os responderán -con impudicia y sin la menor vergüenza- que «el sexo, el dinero y el poder».

Los tres ídolos, los tres quicios, las tres columnas que sostienen el camino de la humanidad. ¿Y no estará el mundo tan enloquecido precisamente por apoyarse en tales pilares casi con exclusividad? Un hombre de hoy triunfa -decimos- cuando tiene esas tres cosas. Y está dispuesto a luchar como un perro por esos tres huesos si están lejos de él.

Naturalmente, no voy yo a decir nada contra la sexualidad, que está muy bien inventada por Dios como uno de los grandes caminos por los que puede expresarse el amor. Hablo aquí del sexo sin amor, que parece ser el gran descubrimiento de los tiempos modernos. Tal vez de todos los tiempos, pero de ninguno con los tonos obsesivos que la erotización ha conseguido en el nuestro, hasta el punto de que hay que preguntarse si no vivimos ya en una civilización de adolescentes inmaduros.

El hombre de hoy no es que disfrute del sexo, es que parece vivir para él. O eso, al menos, quiere hacernos creer el ambiente de nuestras calles, las pantallas de nuestros televisores, el pensamiento circulante de los predicadores de la libertad sexual.

Léon Bloy podría decir hoy más que en su siglo que para el hombre real la mayor de las bienaventuranzas es llegar a morir en el pellejo de un cerdo. ¿ Pero hay algo menos libre que lo que llaman la libertad sexual?

No estoy escribiendo estas líneas como un «moralista». Simplemente como un hombre preocupado. Porque creo que Unamuno tenla toda la razón del mundo cuando aseguraba que «los hombres cuya preocupación es lo que llaman gozar de la vida -como si no hubiera otros goces- rara vez son espíritus independientes». Es cierto: no hay hombre menos humano que el libertino.

Y ese tipo de conquistador se presenta hoy como el verdadero «triunfador» en este mundo. La columna número dos es el dinero -y sus congéneres o consecuencias: el placer, el confort, el lujo-. Si algún dogma vivimos y practicamos es éste: el dinero abre todas las puertas; el dinero no es que dé la felicidad, es que él mismo «es» la felicidad. En conquistarlo invierten los hombres la mayor parte de sus sueños. A él se subordinan todos los valores, incluso por parte de quienes se atreven a predicar las terribles malaventuranzas que Jesús dijo contra los ricos.

Pero los propios cristianos nos las hemos arreglado para que aquello del evangelio -«es más difícil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de los cielos»-- haya preocupado hasta ahora mucho más a los camellos que a los ricos.

Hemos conseguido sustituir esa frase por la que es verdaderamente el evangelio del siglo XX: «Los negocios son los negocios.» Y así es como hemos convenido todos en que «el fin de la vida es ganar mucho dinero, y con él, comprar la muerte eterna», como escribiera Bloy.

Y de nada sirve para alterar nuestro dogma el comprobar que el dinero da todo menos lo importante (la salud, el amor, la fe, la virtud, la alegría, la paz): al fin preferimos el dinero a todos esos valores. E incluso creemos que el dinero da la libertad, cuando sabemos que todos renunciamos a infinitas cotas de libertad para conseguirlo.

Más difícil es aún entender nuestra obsesión de poder. Jefferson aseguraba que jamás comprenderla cómo un ser racional podía considerarse dichoso por el solo hecho de mandar a otros hombres.

Y, sin embargo, es un hecho que el gran sueño de todos los humanos es «mandar, aunque sea un hato de ganado», que decía Cervantes. Sabemos que nada hay más estéril que el poder -ya que a la larga son las ideas y no el poder quienes cambian el mundo--; sabemos que «el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente», pero apostamos por esa corrupción; sabemos que el poder da fuerza, pero quita libertad; pero nos siguen encantando los puestos y los honores aun cuando estemos convencidos de que «la fuerza y el miedo son dos diosas poderosas que levantan sus altares sobre cráneos blanqueados», en frase de Mika Waltari. Mandar, mandar. Seremos felices, pensarnos, el ella en que los que están bajo nuestra férula sean más que aquellos que nos mandan.

Y ni siquiera observamos la terrible fuerza transformadora que el poder tiene: «Te crees liberal y comprensivo -decía Larra-. El día que te apoderes del látigo, azotarás como te han azotado.» Y es que el poder -todo poder- vuelve incomprendido (de ahí la soledad radical del poderoso) y hace incomprensivo: un poderoso no «puede» comprender, no «puede» amar, aunque se engañe a sí mismo con falsos paternalismos.

Maurois tuvo el coraje de confesarlo: «Cuando empecé a vivir en el campo de los que mandan, me fue imposible durante mucho tiempo comprender las penas de los que son mandados». Porque todo poder lleva en su naturaleza la ceguera del que lo posee. Desde abajo se ve mal. Desde arriba no se ve nada: la niebla del orgullo cubre el valle de los sometidos.

Y, sin embargo, ahí está el hecho: la humanidad entera vive luchando como una jauría de perros por conseguir esos tres huesos, dispuestos los hombres a volverse infelices para conseguirlos, seguros de que la felicidad llegará cuando los poseamos. Así, destrozan los hombres hasta su salud para conseguir un dinero y un poder que luego gastarán para recuperar -cuando ya sea tarde- la salud.

En la conquista de esos tres dogmas se apoya el gran sueño de lo que llamamos «vivir la vida». Viven la vida quienes los tienen. Los demás -pensamos- son hombres incompletos.

Y como esos tres dogmas se resumen en uno --el egoísmo--, la búsqueda de los tres es, en rigor, una lucha contra los demás. Porque no son cosas que se puedan compartir: o las tengo yo o las tienen los demás. Habrá que arrebatarlas. Y ya tenemos el mundo convertido en una selva.

Si fuésemos del todo sinceros confesaríamos que es cierta la afirmación de Bloy: «Vivir la vida consiste en adueñarse de la ajena. Los vampiros estarían de acuerdo», ya que en realidad «uno vive su vida cuando ha conseguido instalarse en el firmísimo propósito de ignorar que hay hombres que sufren, mujeres desesperadas, mitos que mueren.

Uno vive su vida cuando hace exclusivamente lo que es grato a los sentidos, sin darse querer darse por enterado de que en el vasto mundo hay almas y que él mismo tiene una mísera alma expuesta a extrañas y terribles sorpresas».

Pero ¿existe verdaderamente un alma? ¿Tenemos verdaderamente un alma? ¿Quién piensa en ella? ¿Quién dedica a su alma y a las columnas que la sostendrían al menos una décima parte del tiempo que vivimos sobre la tierra?

Esta es, me parece, la pregunta verdaderamente decisiva: ¿Hay sobre la tierra otros valores por los que valdría ciertamente la pena de vivir? ¿Otros valores con los que podríamos ser felices? ¿Otras columnas sobre las que nuestra condición humana sería diferente?

Este artículo quiere apostar por una idea absurda: si los hombres, si al menos muchos hombres, construyeran sus vidas sobre columnas diferentes -el amor, la solidaridad, el trabajo, la confianza, la justicia, la sencillez- este mundo sería diferente. Y vividero. Comenzaría a romperse esa soledad que nos agarrota. Ingresaríamos en el mercado común de la felicidad.

Porque es terrible pensar con cuánta tozudez seguimos apoyándonos en las columnas que son la verdadera causa de nuestra desgracia. Sigue leyendo

Jesus , tu mi alfarero , toma mi barro y hazme de nuevo

Una Canción que me ha hecho reflexionar en mi vida y en mi relación con Dios... por que nuestra vida esta llena de constantes cambios, quien mejor que Dios para moldearnos como el Alfarero de nuestros cacharros.....

canta: Hermana Glenda
Tu mi Alfarero

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jueves, 27 de agosto de 2009

¿Tenía o no razón?


Mucho se habló en su día de las palabras del Papa Benedicto XVI sobre el uso del preservativo. Se llenaron páginas de periódicos, comentarios en programas televisivos y foros de discusión. La mayoría, como bien sabemos, se decantaron por la consternación, el escándalo o, incluso, el rechazo ante una doctrina que parecía retrógrada e intransigente. Ha pasado el tiempo y he caído en la tentación de retomar este tema. Y lo hago por un sentido de filial justicia hacia el Papa, pues, como católico, es lo que deberíamos haber hecho todos.

Presento a continuación no sólo opiniones, sino hechos concisos, que espero puedan valorar la actitud del Romano Pontífice:

1) En el pasado mes de junio, la Unión Europea instó al gobierno de Zambia a colaborar con la Iglesia católica en la divulgación de información sobre la abstinencia y la fidelidad para reducir el número de contagios de SIDA en ese país. Desde hace años, la Iglesia ha luchado por implantar el así llamado “ABC program”, que tan buenos resultados ha dado en otros países.

2) Como para avalar esto, se suma el estudio presentado por Provida.es en España, en donde mostraba cómo en los países africanos con mayor porcentaje de católicos disminuían portentosamente los afectados por el Sida (los dos polos presentados son Ruanda, con un 47 por ciento de católicos y sólo el 2,8 por ciento del país con esta enfermedad; y Botswana, con un 4 por ciento de católicos y el 24,9 de su población con Sida).

3) Revistas de nivel científico, como Science o PEDIATRIC, han reconocido que la religiosidad ayuda a la permanencia en la abstinencia y la fidelidad sexuales, y que, por lo mismo, han logrado un descenso en los embarazos no deseados y en la transmisión de enfermedades venéreas.

4) El estudioso Edward Green, profesor de la Universidad de Harvard, (no católico), afirmó en una entrevista concedida al semanario italiano Tempi (www.tempi.it) que las razones que el Papa presentó son básicamente ciertas y que el uso del profiláctico no es seguro. Invito a leer su ensayo, publicado en la página arriba citada, pues no tiene desperdicio.

Espero que estos cuatro hechos y estudios ayuden a los que leen estas líneas a reflexionar y darse cuenta que, en ocasiones, es fácil opinar emocionalmente en ciertas situaciones. No obstante, como bien decía un dicho latino, "Contra facta, non sunt argumenta": «contra los hechos, no hay argumentos».
Por Juan Antonio Ruiz J., L.C.
Con datos de Infocatólica, 18-08-2009, Provida.es 03-06-2009 y Tempi, 21-09-2009 Sigue leyendo

Conversión y segunda virginidad.

Que pasa banda, pues hoy a media semana ya casi jueves, les escribo desde la casa de ustedes, no no me vayan a buscar donde tienen la pc, es decir desde mi casa que es la suya tambien.... jejejeje...

y como les prometi que les enviaria esto de la segunda virginidad, pues aqui esta... esto no recordaba donde lo lei, pero el otro dia leyendo mi Biblia pues me encontre con esto que les habia platicado y pues aqui se los dejo...

tambien quiero compartirles algo de mi para ustedes jejejeje... pues el sabado que paso, despues de 3 años 6 meses sin tomar gota de alcohol, me tome unos tragos coquetos... solo fueron dos y gracias a Dios pues no tome mas, lo que pasa es que vino una prima de Mty y pues me dijo que tenia ganas de unas cheves y primero solo la acompañe al oxxo pero como ya eran las 10pm ya no vendian, asi que pues nos fuimos a un bar, para esto tuve que hacer algunas llamadas a la banda para que me recomendaran un buen bar, tranquilo y comodo, me recomendaron varios, uno que esta en altaria, varios por colosio, pero fuimos a caer al St james... creo que asi se llama, esta por galerias donde esta el office depot, por cierto esta tranquilo y agradable...

pues asi fue banda.. y volviendo al motivo por el que les envio este mail, pues los dejo con esta reflexion y es sobre el Salmo 32 (31)... cuidense mucho y traten de ser felices....


su amigo

JF Tavares








Conversión y segunda virginidad.

fuente: La Biblia Católica para jóvenes.




El Salmo penitencial 32 se atribuye al rey David cuando pecó con Betsabé (ver "Un deseo desordenado", 2 Sam 11 1-27), Confesar nuestro pecado y ser perdonados es muy liberador, pero es necesario romper el círculo vicioso del pecado, aunque nos lleve varios intentos. Dado que este salmo nace de un pecado sexual, se presta para pedir a Dios perdón por el mal uso de nuestra sexualidad, especialmente por relaciones fuera del matrimonio. Muchos jóvenes, incluso a tempran edad, llevan una vida sexual activa y, al reflexionar sobre la dignidad de su cuerpo y lo sagrado de la intimidad sexual en el matrimonio, desean consagrar a Dios una "segunda virginidad". Obviamente se trata de una virgindad del corazón y del espiritu, no fisica, pero igualmente valiosa ante Dios, pues nace del deseo de conversión. Si estás en esta situación, ora con este salmo varias veces para prepararte al sacramento de la Reconciliación. Después confiensa tu pecado y sigue orando con el salmo para fortalecerte en tu propósito. Si vuelves a caer no te desanimes, dejar un hábito no es fácil, pero Dios te ayudará y llegarás a tu meta: ofrecer a tu esposo/a el don de tu sexualidad y mostrar a Dios tu gratitud por es don.





Salmo 32 (31)

Perdonaste mi falta y mi pecado Canto de David.

Dichoso el que fue absuelto de su culpa y a quien se perdonó su pecado.

Dichoso el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta su falta,

y en cuyo espíritu no hay engaño.Mientras callaba,

se consumían mis huesos gimiendo todo el día,

pues día y noche tu mano pesaba sobre mí;

desapareció mi fuerza como la humedad en tiempo seco.

Pero reconocí ante ti mi pecado, no te oculté mi falta;

pensé: "Confesaré al Señor mis culpas".

Y tú perdonaste mi falta y mi pecado.

Por eso te imploran todos los fieles en los momentos de angustia,

y aunque se desborden las aguas caudalosas, no los alcanzarán.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me inundarás de alegría por la liberación.

Yo te instruiré, te mostraré el camino a seguir, y me ocuparé de ti constantemente.

No sean irracionales como caballos o mulos, cuyo brío hay que domar con rienda y freno para servirse de ellos.

Muchas son las penas del malvado,pero al que confía en el Señor lo envuelve el amor.

¡Alégrense, justos, y regocíjense con el Señor,den gritos de felicidad los rectos de corazón! Sigue leyendo

miércoles, 19 de agosto de 2009

Creer y Amar

Que pasa banda, pues ya llevamos media semanita y aqui el Tavares saludandolos y dandoles lata, aunque algunos me han comentado que ya soy parte de su spam, aqui seguimos dando lata jejeje....

y pues que me ha llegado esta reflexion sobre el amor y creer.. y por que sera?? me pregunto... porque tanto de amor, la leo y me doy cuenta de que es por que algunos no sabemos amar y creemos que amamos, leo esta reflexion y me doy cuenta de tantas cosas de por que hoy es dificil amar, pero amar como es, no como nuestros tiempos nos dicen como debemos amar, es decir, "amamos" solo cuando las cosas marchan bien en todos sentidos, pero.. falla algo y se acabo el amor... y es en todo y con todos, es decir con nuestros amigos, pareja, matrimonio, hermanos, etc, etc... y me pregunto el amor solo es cuando siento bonito??, o que onda?? digo por que asi actuamos la gran mayoria, pero el sentir no es el amor, el amor es mucho mas...

entonces veo el testimonio de Jesús que murio por toda la banda por nuestra salvacion y murio por amor a todos, sin excepción, y pienso... si hubiera pasado en nuetros tiempos, que hubieramos dicho, "eso no es amor", "¿porque voy a morirme por los demas?", o mejor dicho "porque me voy a sacrificar por mis hermanos, por mis padres, mis amigos, mi pareja, mis hijos??", "porque voy a perder mi tiempo con alguien que no ha hecho nada por mi???", eso que hizo El no es amor... definitivamente no, porque el ser azotado, escupido, golpeado, clavado en una cruz... eso duele y el amor no duele... entonces nos quedamos en "el amor sentir bonito", y el amor no es sentir bonito (creo que ya lo dije verdad??), el amor es una decision... "yo he decidido amar, entregarme, ayudar, dar de mi tiempo, ser fiel, sacrificar mi vida por la o personas que amo", entonces es una decision??, por que el Padre decidio enviar a Jesús y Jesús decidio ser obediente al Padre y todo por amor, por que si no lo hubiera hecho por y con amor simple y sencillamente no hubiera venido para aca...

ahora, si yo no creo que Jesús aguanto todo esto por y con amor, si no creo que murio por mi, si no creo que fue para mi salvacion, si no creo todo esto... en verdad amare??? si no le creo a El a quien le creere entonces?. asi es banda, Dios es amor y al final de nuestros dias, El nos juzgara en un juicio de amor, es decir, nos preguntara que tanto amaste??, que tanto amaste a tus padres, que tanto amaste a tus hermanos, que tanto amaste a tus hijos, que tanto amaste a tu pareja y sobre todo... que tanto amaste a los mas necesitados, a los pobres, enfermos, drogadictos, etc... que tanto amamos banda??,

y no nos preguntemos si nos aman o que onda.... mejor hagamos como dijo la madre Teresa: "Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal. " , por que cuando nos decidamos amar con un verdadero amor, es ahi cuando comenzara nuestra lucha en la vida... por que el amor es como un jardin, a veces estara muy verde y con flores muy bonito, otras le llegaran sequias, heladas, inundaciones, pero no por eso nos vamos a rendir y dejar nuestro jardin, si en verdad queremos un jardin bonito, pues lo cuidaremos, lo fertilizaremos, habra ocaciones en que tendremos que remover la tierra... todo para tener un jardin hermoso, pero todo a base de dedicacion y entrega.

entonces banda "amemos hasta que nos duela" por que cuando duele es verdadero amor, si no duele... es solo un "amor comercial y superficial", cuando digo "duela" no quiero decir que vamos a estar mortificados, ni tristes, ni todos adoloridos, nada de eso.. es por que cuando amamos, si estamos acostumbrados a una vida comoda, sin esfuerzos, sin compromisos, sin servir, sin darse a los demas, el mismo amor nos va pedir cambios en nuestra vida y eso nos va a "doler" cambiar...

pues banda... amemos y amemos... sin esperar nada a cambio, que al fin el amor es gratis, porque habriamos de darlo a cuenta gotas o no darlo??

pidamos al Espiritu Santo que inflame nuestro corazón con amor y a nuestra madre Maria que nos enseñe a amar con ese amor con el que ella nos ama...

bueno banda.. los dejo con la siguiente reflexion, espero y les guste... cuidense mucho y traten de ser felices

su amigo


JF Tavares



Creer y Amar


Fuente: Gama - Virtrudes y Valores Autor: P. Fernando Pascual, L.C.



Entre el creer y el amar hay una relación tan estrecha, tan íntima, que nos resulta difícil responder a la pregunta: ¿uno ama porque cree, o uno cree porque ama?
En efecto: creer, fiarse, dar la propia confianza a otra persona es posible solamente si uno ama, si uno descubre la bondad que el otro encierra.
Un hijo se fía ciegamente de su madre porque la ama (y porque se siente profundamente amada por ella). Un esposo confía sin condiciones la economía familiar a su esposa sólo si está profundamente enamorada de ella, hasta el punto de dejar en sus manos los secretos más profundos de su corazón... y de su cartera.
A la vez, amamos a los demás cuando somos capaces de renunciar a pedir pruebas y nos fiamos, nos abandonamos a la fe.
El esposo o la esposa aman sin tener una total certeza de lo que vaya a ser la vida matrimonial. Un matrimonio que sea simplemente un contrato para estar juntos mientras todo ocurra según lo que a cada uno le parezca bien es la negación más completa del amor. Un hijo que antes de tomar la sopa que le ha preparado su madre (o su padre, pues los maridos cada día aprenden a cocinar mejor...) hace un análisis clínico para comprobar que no tenga veneno no refleja sólo que le falta fe en sus padres, sino también, con toda seguridad, que en esa familia no hay verdadero amor.
Hay algunos que dicen que el mundo actual vive una profunda crisis de fe, que casi no es posible creer en el siglo XXI. Si esto fuese verdad, habría que afirmar también que el mundo vive una crisis de amor, pues sin fe es imposible amar.
Cuando no podemos fiarnos del otro tampoco podemos llegar a vivir, en profundidad, lo que significa amar. Porque amar, como creer, es darle al otro o a la otra, al padre o al hijo, nuestro afecto por encima de las pruebas empíricas que podamos tener para estar “químicamente seguros” de la bondad y de la honradez del otro.
Vivir buscando siempre, en todos los asuntos y aventuras de la vida, pruebas absolutas de que nadie nos engaña es encerrarse en uno mismo hasta los límites de la locura. Un mínimo de salud mental nos pide vivir, un poco o un mucho, agarrados de la fe la mayor parte de nuestros actos, desde que nos saluda el portero de casa hasta el momento en el que tomamos una pastilla que hemos comprado en la farmacia.
Incluso para los que han sufrido la amargura del engaño y la traición, descubrir que los engañadores son pocos o, al menos, no son todos, permite abrir el corazón para empezar a amar. Con todos los riesgos, pero con todas las ventajas que el amor lleva consigo. Es mejor equivocarse porque uno se fía “de más” que equivocarse porque uno “acierta” siempre al no fiarse de nadie... pero falla en lo más importante: en el ser capaz de amar.
Creer es fácil porque estamos hechos para amar. Amar es posible porque otros se han fiado de nosotros y vivimos gracias a aquellos de los que nos hemos fiado. Así de sencilla es la ley de la vida humana. Así de fácil es el camino de la felicidad. Sigue leyendo