jueves, 29 de septiembre de 2011

La Ética del Aborto: Derechos de las Mujeres, Vida Humana y la Cuestión de la Justiciamiento de sí mismo‏

La Ética del Aborto: Derechos de las Mujeres, Vida Humana y la Cuestión de la Justicia
Aunque la religión proporciona sólidos argumentos en este debate, los argumentos no son sólo religiosos, como constata este libro de reciente publicación
Autor: Christopher Kaczor | Fuente: Vatican Information Service 

Los defensores del derecho al aborto suelen criticar a quienes apoyan la vida por intentar imponer sus creencias religiosas a los demás. Aunque la religión proporciona sólidos argumentos en este debate, los argumentos no son sólo religiosos, como constata un libro de reciente publicación.

Christopher Kaczor, en "The Ethics of Abortion: Women´s Rights, Human Life and the Question of Justice" (La Ética del Aborto: Derechos de las Mujeres, Vida Humana y la Cuestión de la Justicia), toma una postura filosófica ante el aborto y explica por qué no es justificable éticamente.


Uno de los puntos clave que afronta Kaczor es cuándo comienza el ser persona. Algunos defensores del aborto sostienen que se puede distinguir a los humanos de las personas. Uno ejemplo que aporta es el de Mary Anne Warren, que ofrece algunos criterios a tener en cuenta antes de decir de alguien que es una persona.

Propone que las personas tienen conciencia de los objetos y de los acontecimientos y la capacidad de sentir dolor. Tienen también la fuerza de la razón y la capacidad para actividad auto motivada, junto a la capacidad para la comunicación.

Como respuesta a tales argumentos, Kaczor señalaba que, usando dichos criterios, sería difícil tener razones en contra del infanticidio, puesto que un bebé recién nacido no cumple estos criterios más de lo que pueda hacerlo un feto no nacido.

Por otro lado, no dejamos de ser personas cuando estamos dormidos o sedados en una operación quirúrgica, aunque en esos momentos no seamos conscientes ni estemos en movimiento. De igual forma, quienes sufren demencia o los discapacitados no satisfacen los criterios de Warren para ser personas.

Una cuestión de lugar

Otro posicionamiento para justificar el aborto es el que se basa en la localización, es decir, si se está fuera o dentro del útero. Kaczor afirmaba que la persona va mucho más allá de la simple localización. Si admitimos este argumento, se sigue que cuando hay una fecundación artificial fuera del útero, el nuevo ser tendría el estatus de persona, pero luego la pierde cuando es implantado, volviéndola a ganar cuando sale del mismo.

Hay también casos de cirugía fetal abierta, durante los que el feto humano es extraído del útero. Si determinamos el ser persona por una existencia fuera del útero, nos veríamos en la inverosímil situación de que en tales casos el feto es una no persona que luego se convierte en persona, y después vuelve a ser una no persona otra vez al volver al útero, volviendo a ser persona sólo cuando nazca.

Excluyendo por tanto la localización como criterio para ser considerado persona, Kaczor afrontaba la cuestión de si la condición de persona se establece en algún punto entre la concepción y el nacimiento. Observaba que la viabilidad, es decir si el feto en el útero es potencialmente capaz de vivir fuera del vientre materno, era citada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos en Roe v. Wade, como un modo de determinar si los fetos humanos merecen alguna protección legal.

Con todo, según Kaczor, esta postura tiene sus problemas. Por ejemplo, los gemelos unidos dependen en ocasiones el uno del otro para vivir y, aún así, ambos son considerados personas.

La viabilidad también plantea un problema, porque en los países ricos, con avanzados cuidados médicos, los fetos se vuelven viables antes que en los países pobres. Y los fetos femeninos son viables antes que los masculinos. ¿Deberían las diferencias de sexo y de riqueza influir en quién es persona o no?

Otra idea es considerar que la capacidad para sufrir dolor o gozar del placer es lo que podría marcar el comienzo del derecho a la vida, continuaba Kaczor. Esto tampoco es suficiente, respondía. Esto excluye a quienes están bajo anestesia o en coma. Además, indicaba, algunos animales tienen esta capacidad pero no consideramos que tengan un derecho a la vida.

Un posible replanteamiento de esta posición es decir que no todos los seres tienen la capacidad de sentir placer o dolor, si no sólo aquellos que tienen un grado muy alto de sensibilidad y una capacidad más desarrollada de perseguir sus intereses deben ser considerados personas, explicaba Kaczor.

El problema con esto, señalaba, es que las personas difieren mucho unas de otras en su capacidad para el dolor o el placer y a duras penas podemos concluir que esto proporcione una base para considerar diferencias radicales en términos de persona o derechos.

Ética gradualista

La respuesta proabortista a las anteriores críticas adopta la forma del punto de vista gradualista. Kaczor explicaba que esto consiste en sostener que el derecho a la vida aumenta en fuerza de modo gradual conforme se desarrolla el embarazo, y cuanto más similar es un feto a una persona como nosotros mayor protección debería tener.

Sin embargo, Kaczor observaba que hay una diferencia entre el derecho a la vida y el resto de los derechos. Hay restricciones de edad para votar, conducir, o ser elegido para un cargo público. Esto sucede porque el derecho en cuestión exige una capacidad para asumir las responsabilidades que conlleva.

Por el contrario, el derecho a la vida no contiene implícitamente ninguna responsabilidad y, por lo mismo, puede gozarse sin tener en cuenta la edad o las capacidades mentales.

Otro problema de la postura gradualista es que el desarrollo humano no termina ni mucho menos con el nacimiento. Si el estatus moral se vincula al desarrollo psicológico, matar a alguien de 14 años requerirá una justificación mayor que a uno de 6.

Kaczor afirmaba que el error de estos argumentos nos lleva a la conclusión de que, si no hay diferencias éticamente relevantes entre los seres humanos en sus diversas etapas de desarrollo que haga que alguien no sea una persona, la dignidad y el valor de una persona no comienza por tanto tras su nacimiento, ni en momento alguno de su gestación. Todo ser humano es también una persona humana.

La historia nos presenta muchos ejemplos de la necesidad de respetar a todo ser humano como persona portadora de dignidad. Kaczor argumentaba que en teoría nadie actualmente, al menos en Occidente, defendería la esclavitud, la misoginia o el antisemitismo. ¿Tenemos de verdad justificación para tratar a algunos seres humanos como si fueran menos que personas, o seremos juzgados por la historia como un episodio más en larga línea de explotación del débil por parte del poderoso?

¿La persona comienza con la concepción?

Esto plantea la cuestión de si los seres humanos empiezan a existir en la concepción. Según Kaczor, esto no es, en principio, una cuestión moral, sino científica.

Cita a continuación algunos textos científicos y médicos que afirman, todos, que con la concepción hay un comienzo de nueva vida humana y un cambio fundamental con la creación de un ser con 46 cromosomas.

Tras la fecundación no hay presencia de ningún agente exterior que cambie el organismo recién concebido en algo que sea distinto. Por el contrario, el embrión humano se auto desarrolla hacia futuras etapas.

"Haciendo una analogía, el embrión humano no es un mero modelo detallado de la casa que se construirá sino una casa minúscula que se hace a sí misma cada vez mayor y más compleja a través de su auto desarrollo activo hacia la madurez", aclaraba Kaczor.

Tras esto, los últimos capítulos del libro analizan algunos argumentos utilizados por los defensores del aborto. Los examina uno por uno mostrando sus debilidades.

Por ejemplo, se ha sostenido que, puesto que en las primeras etapas hay posibilidades de que tenga lugar una división en dos hermanos, el embrión no es un ser humano individual. Kaczor replicaba a esto diciendo que aunque un ser pueda dividirse en dos seres esto no significa que no sea un ser individual.

Después de todo, añadía, la mayoría de las plantas pueden dar lugar a más plantas individuales, pero esto no significa que una planta no pueda ser una planta individual y distinta.

Analizaba también algunos casos difíciles, como los embarazos que han sido resultado de violación o incesto. La personalidad del feto, insistía Kaczor, no depende de la forma en que fue concebido. "Eres lo que eres sin importar las circunstancias de tu concepción y nacimiento", afirmaba.

El libro de Kaczor, con un razonamiento sólido, contiene muchos argumentos cuidadosamente planteados, que lo hacen una valiosa fuente de inspiración para quienes tengan la preocupación de defender la vida humana.

Traducción de Justo Amado
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lunes, 26 de septiembre de 2011

Un presente sin cadenas

Que pasa banda, hace tiempo que tenia ganas de publicar una de las reflexiones que antes enviaba por correo electrónico a algunos de la banda, es por eso que el día de hoy publico uno de esos correos que enviaba antes a toda la banda, aunque no lo crean siempre eran esperados y cuando me tardaba me llegaban correos pidiéndome el correo del día, jajaja si como no, creo que algunos ya me tenían en su lista de spam  jajaja, bueno entonces les dejo con esta reflexión que envié el dia 26 de mayo de 2009 12:53, al final también esta un comentario propio de mi propiedad que escribí en esa misma fecha, ahhh... porque antes también comentaba las reflexiones, espero en un futuro no muy lejano volver a hacerlo.
Un presente sin cadenas.

Fuente: Gama - Virtudes y Valores


Autor: Ernesto Márquez, L.C. 



Martín Descalzo en uno de sus artículos señalaba que algunos hombres viven atados al pasado por temor o añoranza, y otros al futuro por miedo o ansia. Porque el pasado o el futuro nos encadenan.


San Pablo fue un hombre que vivió en el presente. No dejó que el pasado frenara su vida. ¡Y vaya si se encontró en ocasiones adversas que pudieran acobardarle! Ningún discípulo de Cristo sufrió tantos peligros como él por tierra, por mar, en su cuerpo, en su alma, de conocidos y de extraños.


La añoranza de las acogidas calurosas que le ofrecieron en algunas ciudades de misión no le retuvo. Hubiera sido fácil permanecer allí. Sin embargo, le ardía el alma por llevar el mensaje evangélico a quienes aún no lo tenían, aunque significase meterse en más aprietos.


El miedo al futuro no le amilanó. Porque para él “la vida era Cristo y la muerte una ganancia”. Este hombre llegó incluso a preguntarse si era mejor ir al cielo o permanecer en la tierra para ayudar a sus hermanos y prefirió seguir luchando en el presente.


Mucho menos fue el sueño de un futuro idealista lo que le hizo dormirse en los laureles de una perfecta predicación del Evangelio. Aprendió, sufriendo, lo que cuesta ganar un discípulo para Cristo; decía que sufría dolores de parto para ver engendrado a Cristo en sus fieles (Cf. Gal 4, 19). Nunca soñó con santa ingenuidad que con mover un dedo o subir a un púlpito realizaría su misión.


El Apóstol de las gentes pudo haberse encadenado al ayer o al porvenir, pero prefirió vivir el presente sin permitir que éstos condicionaran su vida. “Olvidando lo que dejo atrás me lanzo hacia lo que está por delante.” (Flp. 3,13). No es que haya desechado su pasado y futuro, sino que los aprovechó y, una vez que supo lo que quería en la vida, se dejó arrastrar por su Ideal. Leyendo las cartas de Pablo hallamos un hombre apasionado que nos aguijonea el alma acrecentando nuestras ganas de vivir.


Depende de nosotros el vivir o simplemente ser vividos. Decía un santo que nosotros hacemos los tiempos. Qué cierto, porque en nuestras manos está lo que hagamos con nuestra vida. Dios nos da todo de su parte para que seamos felices. Sólo falta que pongamos esfuerzo también nosotros.


Es fácil que nosotros mismos nos forjemos cadenas que después nos sujeten. Anillos de fracasos que sucedieron tiempo atrás o de rencores que no hemos querido sanar. Eslabones de añoranzas de días felices que ya no son o de personas amadas que ya no están. Grilletes de cobardía ante fantasmas de un futuro que probablemente no llegará. Esposas de sueños novelescos de felicidad sin esfuerzo. Cadenas, en fin, que hechas de papel y sólo coloreadas de hierro, no nos atrevemos a romper para ser libres y aprovechar el presente para amar y entregarnos a los demás.


Si las circunstancias nos hacen ver como imposible romper nuestras ataduras, hay que levantar los ojos a la cruz de Cristo y avanzar hacia adelante, sin temor, con fe, con la confianza de que “todo lo podemos en Aquel que nos conforta” (Flp. 4, 13). La vida es una y sólo se vive una vez. Tenemos que emplearla para crecer en el amor hoy, cuando aún hay tiempo. Un amor que se haga obras, pensamientos y palabras para quienes están hoy junto a nosotros.

¡Vence el mal con el bien!


Así es banda, hay veces que nos encadenamos a nuestro pasado, quizás por que vivimos etapas muy buenas que nos hicieron VIVIR y digo VIVIR por que al estar encadenados en el pasado no estamos viviendo nuestro presente, es como dice la reflexión "simplemente ser vividos", porque seguimos queriendo vivir el pasado cuando ya se ha ido y aparte tenemos miedo del futuro por que no sabemos que nos espera... y me pregunto quien sabe?? nadie sabe que le espera en el futuro, es por eso que hay que vivir este presente que Dios nos esta regalando y vivirlo con mucha atención a los que Dios nos presenta y de ahí tomar nuestras propias decisiones de como quiero vivir mi presente, hay veces en las que uno espera a que Dios decida por uno, pero como dice Martín Valverde, Dios es Padre, pero no paternalista, El va a bendecir nuestra decisión o lo que elijamos y va a estar con nosotros, mas nunca va a decir por nosotros, así es banda a nosotros nos toca elegir como va a ser nuestro futuro pero todo en base a como VIVAMOS nuestro presente, y si ahorita la estamos pasando algo mal, no nos agüitemos, por que bien dice el Salmo 126(125), "hoy siembras con lágrimas pero mañana cosecharas entre gritos de alegría", y no nos olvidemos del que en verdad nos va a ayudar a VIVIR nuestro presente, que ya todos sabemos quien es... por que si estamos con El todo seguirá hacia adelante, "todo lo podemos en Aquel que nos conforta".

entonces banda tenemos el poder de elegir y cada quien decide como VIVIR su presente, mas no hay que "ser vividos", por que la vida es una sola y ya sabemos de que están hechas las cadenas que nos atan a no VIVIR, son de puro papel...

ya para no quitarles mas su tiempo, hace unos días estaba descombrando mi humilde cartera llena... pero de papeles y no billetes jejejeje... y me encontré con una cita que no recordaba que la traía y la quiero compartir con ustedes...

"Tan sólo una vez, con eso basta. No mires atrás, no llores por el pasado, pues ya se ha ido. Ni te preocupes por el futuro, pues aún no ha llegado, VIVE el presente y hazlo tan bello que merezca ser recordado"

bueno banda, cuidense y ELIJAN ser felices...

su amigo

JF Tavares
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lunes, 19 de septiembre de 2011

Tras la tormenta


En nuestro camino hacia Dios, se suceden tormentas y bonanza, inquietudes y consuelos. Necesitamos momentos de reposo, de aire fresco, de esperanza.
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
 
Tras la tormenta
P. Fernando Pascual
3-9-2011

Las nubes llegan. El viento se desata. Llueve. Rayos y truenos iluminan, frenéticamente, el paisaje.

En el mar, miedo ante las olas. En tierra, angustia por lo que pueda suceder a los navegantes.

El viento cambia de dirección. La lluvia amaina. El mar comienza a serenarse. La tormenta pasa.

En la vida llegan momentos duros, de tormenta. Las situaciones se precipitan. La angustia invade el alma. Sentimos miedo.

Luego, como por un extraño milagro, las cosas vuelve a ocupar su sitio. La vista y la mente recuperan la serenidad. La prueba ha pasado.
La experiencia nos recuerda que no todo está arreglado. Hay tormentas que dejan daños íntimos, heridas que han de ser curadas. Además, tras las zozobras del hoy son casi seguras las que llegarán en unos días, o quizá incluso mañana.

Pero los momentos de bonanza permiten recuperar energías. Nos preparamos para la siguiente prueba, consolamos el alma con la dicha de estos instantes de paz, de armonía, de belleza.

En nuestro camino hacia Dios, se suceden tormentas y bonanza, inquietudes y consuelos. En la marcha humana, necesitamos momentos de reposo, de aire fresco, de esperanza.

Miramos al cielo. Brillan luces bellas. También en el mundo del espíritu contamos con faros maravillosos que iluminan, que confortan. Existen estrellas para el alma.

“La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía” (Benedicto XVI, encíclica “Spe salvi” n. 49).

Tras la tormenta, recogemos fuerzas. Mañana, con la ayuda de Dios, desde la compañía de la Virgen, de los santos, y de tantos corazones buenos, iniciará una nueva travesía. En el horizonte brillará, como señal de esperanza, de alegría, un sol recién nacido. Su luz iluminará ese camino que nos acerca al hogar, a la patria, a la casa del Padre que ama y espera a cada uno de sus hijos.
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miércoles, 7 de septiembre de 2011

La masturbación y sus efectos

A veces, se comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta inclinación se convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le desinteresa por todo lo demás: como le pasa al drogadicto.
Autor: P. Jorge Loring | Fuente: Para Salvarte
 
El vicio solitario (masturbación) consiste en abusar del propio cuerpo excitando los órganos genitales para procurarse voluntariamente el placer hasta el orgasmo. A veces, se comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta inclinación se convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le desinteresa por todo lo demás: como le pasa al drogadicto.

Dice André Léonard, Profesor de la Universidad de Lovaina: «Por su misma naturaleza, la masturbación contradice el sentido cristiano de la sexualidad, vivida como alianza de amor. (...) El ejercicio de la facultad sexual queda privado de toda referencia afectiva con una pareja, en la medida en que el sujeto se repliega sobre sí mismo, en el disfrute de sí mismo. (...) La masturbación, privada del amor, deja a menudo insatisfecho a quien se entrega a ella. Conduce al vacío y al disgusto.
»Debes tener el coraje de pensar, y también decir, que la masturbación es un mal. Escucharás con frecuencia argumentos que intentan defender que se trata de un comportamiento inofensivo, tan anodino como el beber, comer o transpirar. Es preciso desmontar esas razones. (...)
«No es ciertamente el pecado más grave que puedas cometer. Pero eso no impide que te hagas su esclavo, que te habitues a una sexualidad egoísta, y que asfixie en ti la vida espiritual». 25  

La masturbación puede llegar a ser algo obsesivo en la persona. Hace del placer sexual algo egoísta, cuando Dios lo ha hecho para ser compartido dentro del matrimonio. Conozco casos de matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por la masturbación, se negaba a las naturales expresiones de amor dentro del matrimonio. Quien se deja esclavizar del vicio de la masturbación puede arruinar la armonía sexual de su matrimonio. Una mujer joven se quejaba en la consulta de un médico de que su marido tenía con ella muy pocas relaciones sexuales. Él reconoció, delante de ella, que prefería masturbarse. 26

Quien tiene la desgracia de verse esclavizado de esta mala costumbre debe poner el mayor esfuerzo en corregirse cuanto antes. Este vicio encadena fuertemente, cada vez es más difícil desligarse de él, y cuando tiene esclavizada a una persona, la envilece, la embrutece, anula su voluntad, destroza su carácter, perturba el desarrollo de su personalidad, debilita la fe 27 , produce desequilibrio nervioso, hace egoístas e incapacita para amar a otra persona.

«No se puede abusar del organismo. La naturaleza pasa después la factura. El cuerpo humano tiene sus límites. No se pueden gastar las energías destinadas al desarrollo integral de la persona humana. 28 »
Incluso para Freud «el masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su psicoafectividad». 29
«La práctica habitual de la masturbación conduce a graves desequilibrios nerviosos». 30
Todos los médicos están de acuerdo que cuando la masturbación es frecuente, conduce a la neurastenia. 31
Y cuando la masturbación es un vicio esclaviza como todos los vicios.

«La masturbación es, con frecuencia, expresión de egocentrismo, (...) indicio de un desarollo retardado o detenido de la personalidad». 32

«Cuando la masturbación se convierte en hábito, debe ser calificada como falta de madurez. (...) Cuando la masturbación presenta síntomas de psicosis y neurosis, debe buscarse la ayuda de un profesional que la someta a un tratamiento adecuado.(...) Las fuentes que dan pábulo a la fantasía -lecturas, televisión, cine- han de considerarse como la base de muchas acciones que no deberían haber tenido lugar, si no hubiesen sido estimuladas». 33
Hay maníacos sexuales «que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones. 34
«La masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual». 35

El vicio de la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas. 36«Cuando un ser humano se habitúa a satisfacer un instinto en una forma determinada, puede llegar a perder, a través de un mecanismo psicológico, el deseo o la atracción por todas las demás formas. El hábito de saciar el hambre sexual de una forma anormal y viciosa, puede llegar a provocar la repelencia por el acto natural, con lo cual el masturbador entra de lleno en el campo de la incapacidad sexual psicológica». 37
El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio, que impide acomodarse al ritmo de la mujer que es más lenta, y es causa de graves problemas en la armonía sexual matrimonial.
Los médicos americanos que habían tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que después de casarse resultaban esposas frígidas. 38

«No es inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie de trastornos en el adolescente. No sólo en el campo religioso, sino en el afectivo, psicológico, intelectual, etc., donde se hacen sentir sus malos efectos. (...). El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el impulso sexual, tiene un profundo valor educativo. (...). Más tarde en su vida conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones». 39

Estas partes del cuerpo deben respetarse con delicadeza, y sólo tocarlas por necesidad, limpieza, higiene, etc. Pero nunca tocar estos órganos sólo por gusto. Con eso no se juega.
Éste es un pecado degradante, repugnante, inconcebible en una persona delicada. Sin embargo, si después te da vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es doble e irreparable.
Si tuviste la desgracia de la caída, no permitas la de la vergüenza de confesarlo. Acude a un sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y te ayude a salir de tan triste estado. Ten confianza. Tienes remedio. Muchos empezaron esta mala costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo descubrieron de un modo casual, bien porque fueron enseñados por otra persona que intencionadamente quitó importancia al asunto. Pero la masturbación es un vicio que puede esclavizar fuertemente y transformar el carácter de la persona, y hasta su ideología religiosa.
La masturbación puede llevar a perder la fe. Muchas incredulidades han empezado en la masturbación» 40 . El joven siente inclinación a masturbarse, oye que la Iglesia lo prohíbe, y siente la tentación de dejar la Iglesia que le prohíbe lo que le gusta hacer, y quizás le cuesta trabajo evitar.
«Pero, por otro lado, no podemos olvidar que la masturbación no contribuye a la superación del problema sexual o de la tensión de un momento dado. Conduce, por sí misma, a la larga, a una erotización mayor y a una obsesión creciente, de modo que a la larga el problema no se soluciona. El sexo, no lo olvidemos, (Chauchard no se cansa de repetirlo) está sobre todo en la cabeza. Tiene una capacidad obsesionante tal, que la solución del problema sólo se logra cuando el hombre consigue entregar su pensamiento a tareas que le ilusionen. La solución al problema del sexo, y a una obsesión excesiva, sólo se encuentra de modo indirecto, cuando el hombre consigue centrar su pensamiento en algo que le ilusiona. He sido testigo de cómo muchachos que se han entregado con ilusión a una ocupación deportiva, incluso en presencia de chicas, o a otro tipo de ocupación, no tenían problema alguno sexual; mientras éste surgía siempre que se dejaban llevar por el ocio». 41

Es fácil que quienes han contraído el hábito de la masturbación experimenten un fuerte sentimiento de culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de producir un permanente complejo de inferioridad.
El único tratamiento pastoralmente eficaz es el de procurar abrir horizontes hacia expresiones plenas de la afectividad y hacia tareas culturales, profesionales, sociales y religiosas, que den sentido a sus vidas.
La gravedad de cada acto masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues depende de muchas circunstancias y pueden darse atenuantes de la responsabilidad. 42 Sin embargo se debe poner un serio empeño en evitarlo por el peligro de caer en la esclavitud del hábito.
«Los trastornos afectivos y algunas situaciones neuróticas provocan frecuentemente manifestaciones de autoerotismo, que alcanza, a veces, un carácter convulsivo claramente psicopático...Está comprobado que la masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre todo en la psicología juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba el desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e introvertidos y, en el fondo, egoístas. La masturbación es una satisfacción sexual egoísta, que marca a la persona y la incapacita para el verdadero amor.»
La masturbación es, muchas veces, un recurso barato y triste; una compensación, un consuelillo de segunda clase por algún otro éxito de cualquier otro tipo que no hemos sido capaces de conseguir. Con todo, no todos los actos masturbatorios son de la misma gravedad. Cuando un joven tiene interés en corregirse y pone los medios que tiene a su alcance aunque tenga caídas, éstas pueden tener atenuantes a su culpabilidad. Siempre se puede acudir a Dios pidiéndole ayuda, pues Él nunca abandona a los que acuden a Él, pidiéndole ayuda para algo bueno y conveniente. Y como dice San Pablo: Todo lo puedo en Aquel que me conforta.

En la adolescencia, la masturbación puede aparecer como algo pasajero. Como eso de los granos. Pero si es repetitivo, puede degenerar en hábito; y esto es grave. Lo lógico es que deje un sentimiento de culpa. Sin duda es mejor dominarse que dejarse vencer. Dominarse es señal de adultez. La victoria es señal de madurez. La caída es señal de debilidad; por eso deja sentimiento de culpa.
«En la edad madura, la masturbación puede ser síntoma de algo más serio, sobre todo si es persistente. Puede indicar un estado de adolescencia mental, o alguna otra deficiencia psíquica. Se encuentra, desde luego, en muchos tipos de demencia senil y en el alcoholismo. En general puede aparecer en todos los estados mentales, en los que se dé una descohesión de la personalidad que tenga por consecuencia una pérdida de control de los instintos más primitivos». 43
Dice el célebre moralista Häring: «No se puede decir que la pasión destruye la imputabilidad moral de los pecados contra el sexto mandamiento, pues si así fuera sólo un pecado diabólico sería mortal». 44

A veces las caídas en la masturbación no son por una intención lujuriosa. Son consecuencia de una depresión, una angustia, una ansiedad que no permite conciliar el sueño, etc. Casos así pueden remediarse con algún sedante inofensivo RECOMENDADO POR UN MÉDICO.
En una conferencia que le oí en 1976 al Dr. D. José Mª Poveda Ariño, Jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, titulada Ciencia y Doctrina Moral Sexual, dijo que la masturbación es un fenómeno evitable por cualquier persona normal. Y en los casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente asequible con los productos que un médico puede recomendarle.

En enero de 1976 el Vaticano publicó un documento sobre Moral Sexual donde dice: «El uso deliberado de la facultad sexual, fuera de las relaciones conyugales normales, contradice esencialmente la finalidad de esta facultad» (nº5). También dice este documento que «la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado» (nº9). 45
Esto significa que el acto, "en sí mismo", es siempre materia de pecado grave ("objetivamente malo"). Para determinar si el acto de una persona concreta es pecado grave también habrá que considerar si se cumplen las otras condiciones del pecado grave: que tenga uso suficiente de razón como para saber lo que está haciendo y la malicia del acto, y que consienta plenamente al mismo.

En 1983 el Vaticano ha publicado otro documento sobre la educación sexual (Orientaciones educativas sobre el amor humano)donde dice: «La masturbación es un grave desorden moral». 46

Y aunque sólo Dios conoce la responsabilidad moral subjetiva de cada acto, «de ningún modo se puede sostener que en el campo sexual no se cometen pecados mortales». 47

Pero no has de considerar pecado todos los tocamientos en tus órganos genitales. Pueden ser pecado los tactos encaminados a excitar el placer sexual; pero otros actos que se hacen por necesidad o por higiene, no son pecado alguno. Y en las conmociones orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento, y en paz. No has pecado contra la pureza. Aprende a distinguir entre el sentir y el consentir. Puede ser que a veces sientas movimientos contra tu voluntad en tus órganos genitales. Acostúmbrate a prescindir de esas sensaciones.
El pecado no está en el sentir, sino en el consentir. En el noveno mandamiento te expongo el modo de luchar contra estas tentaciones molestas. Pero si tuvieras la desgracia de haberte complacido voluntariamente en ese placer sexual, entonces manchaste tu pureza.

El orgasmo, que es la sacudida que experimenta el cuerpo con la satisfacción del placer sexual, es derecho exclusivo de casados. Una persona soltera no puede ni procurárselo voluntariamente ni aceptarlo si lo experimenta involuntariamente. A veces el orgasmo se produce imprevistamente. En ese caso tampoco es lícito saborearlo voluntariamente, aunque no se pueda evitar la sensación placentera. Pero cuando ocurre durmiendo no es pecado alguno.

El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo está permitido dentro del matrimonio, dentro del acto conyugal.



25. ANDRÉ LÉONARD: La moral sexual explicada a los jóvenes, III,1. Ed. Palabra. Madrid.1994.
26. TONY ANATRELLA: El sexo olvidado, I,4. Ed. Sal Terrae. Santander. 1994.
27. Dr. LUIS RIESGO: Hablando en familia, III, 5. EAPSA. Madrid, 1973. Este libro es muy recomendable a los padres sobre los problemas de los hijos.
28. ENRIQUE Mª HUELIN,S.I.: Juventud,¿hacia dónde? Málaga. 1973.
29. Dr. HONORIO SANJUÁN: Estudios sobre sexualidad, 3º, III. Toledo, 1979.
30. Dr. JOSÉ TODOLÍ: Estudios sobre sexualidad, 4º, II. Toledo, 1978.
31. DUBOIS: La revolución sexual, XIII, 2. Barcelona, 1975.
32. BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, XXII, 3. Ed. Herder. Barcelona. 1998.
33. EDMUNDO ELBERT: Problemas actuales de psicología, X, 3,4, 8. Ed. Sal Terrae. Santander.
34. Varios Autores: Sexualidad y vida cristiana, 1º, II, 4. Ed. Sal Terrae. Santander, 1982.
35. HÄRING: La ley de Cristo, 3º, 3ª, I. Ed. Herder. Barcelona.
36. EDUARDO ARCUSA, S.I.: Eternas preguntas, IV, 2. Ed. Balmes. Barcelona.
37. RAFAEL BOHÍGUES, S.I.: El riesgo de ser joven, III, 3. Ed. Mensajero. Bilbao.
38. RUDOLF AFFEMANN: La sexualidad en la vida de los jóvenes, IX, 2. Ed. Sal Terrae. Santander.
39. Dr. LUIS RIESGO: Hablando en familia, III, 5. EAPSA. Madrid, 1973.
40. P. LÓPEZ PEDRAZ, S.I.: Cristianos en busca de respuestas, XV, 1. Ed. Sal Terrae. Santander.
41. JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Moral de la sexualidad, III, A. Ed. Tau. Ávila, 1988. Breve y estupendo libro en el que se proponen los fundamentos de la moral sexual y se orienta sobre puntos concretos.
42. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2352.
43. ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 2ª, II, 6. Ed. Mensajero. Bilbao.
44. BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, XVII, 4. Ed. Herder. Barcelona. 1998.
45. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2352.
46. Diario YA, 2-XII-83, pg. 34
47. Revista ECCLESIA, 1773 (17-I-76)
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